La gran graduación de Enzo



Era un hermoso día de sol en el último año de primaria, y todos los alumnos de la Clase 6A estaban emocionados por su graduación. Enzo, un niño con grandes sueños, anhelaba ser contador algún día. Cada día, Enzo aprendía algo nuevo sobre números y cómo ayudar a las personas a manejar su dinero. Su maestra, Leticia, siempre lo alentaba con palabras amables.

"Enzo, tenés un talento especial con los números", le dijo Leticia con una sonrisa. "Podrías convertirte en un gran contador si seguís así".

Los compañeros de Enzo también eran muy importantes para él. Mateo, Santiago, Thiago, Joaquín, Tomás, Ismael, Ihojan, Valentín, Benja, Sabrina, Sofía, Melina, Pia, Betsabé, Josefina, Clara, Paula, Ingrid, Ashley y Victoria. Todos compartían risas y aventuras en el aula, y aunque a veces discutían, siempre terminaban encontrando la manera de trabajar juntos.

Un día, mientras estaban en el aula, Leticia les propuso un proyecto muy especial: "Vamos a simular una feria de negocios. Cada uno de ustedes tendrá que crear su propio negocio y presentar un plan financiero".

Todos los chicos se entusiasmaban con la idea. "Yo voy a vender limonada", dijo Joaquín. "Yo, seré florista", exclamó Sofía.

Enzo, sin embargo, se sentó a pensar un poco más. Quería hacer algo diferente. Recordando sus sueños, decidió crear una oficina de contaduría imaginaria. "Voy a ayudar a los demás a administrar sus negocios"", se dijo a sí mismo.

Cada día, después de las clases, Enzo se quedaba con Leticia a discutir su plan. "¿Cómo puedo ayudar a Joaquín a calcular sus ganancias por cada vaso de limonada que venda?" le preguntó un día.

"Podés hacerlo con una fórmula simple. Pero lo más importante es que todos entiendan cómo administrar su dinero, incluso lo que ganen", respondió Leticia, dándole una idea brillante.

"¡Quiero ayudar a todos a ser exitosos!", exclamó Enzo, entusiasmado.

Por su parte, Mateo decidió ayudar a Enzo. "Yo puedo ser tu asistente. Siempre quise ser parte de un negocio". Thiago y Tomás se unieron, y juntos formaron un pequeño equipo que se dedicó a ayudar a sus compañeros a entender el manejo de sus presupuestos.

Llegó el día de la presentación de la feria. Enzo y su equipo estaban nerviosos, pero preparados. Cuando llegó su turno, Enzo se acercó al escenario.

"Hola a todos, hoy les voy a hablar de cómo administrar sus negocios". Con un poco de nervios, comenzó a explicar diferentes conceptos de contabilidad y finanzas simples, utilizando ejemplos de lo que sus compañeros habían planeado.

"Joaquín, si vendes limonadas a tres pesos cada una y creas un plan para saber cuánto gastás en insumos, ¡seguro ganarás más!".

La sala se llenó de risas y aplausos gracias a su entusiasmo. Sabía que había encontrado su pasión en ayudar a otros a aprender a manejar su dinero.

Al finalizar la feria, Leticia lo llamó a Enzo. "Realmente estoy orgullosa de vos. Hiciste un trabajo excepcional, y todos aprendieron mucho gracias a tu entusiasmo". Enzo sonrió, sintiéndose más motivado que nunca para cumplir sus sueños.

La graduación llegó, y todos estaban emocionados. "¿Quiénes quieren ser contadores?", preguntó Leticia al momento de leer la lista de futuros profesionales. Enzo levantó la mano con firmeza, y pronto lo hicieron sus amigos.

En ese momento, Enzo supo que, aunque solo estaba en el comienzo de su camino, nunca dejaría de aprender y ayudar a los demás. Su pasión y amistad lo llevarían muy lejos. ¡La aventura recién comenzaba!

FIN.

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