La Gran Gymkana Matemática de la Patrulla Canina



Era un hermoso día en Bahía Aventura, y la Patrulla Canina estaba más emocionada que nunca. Ryder, el joven líder del grupo, había preparado una gymkana matemática especial para los niños de la ciudad. La actividad no solo sería divertida, sino que también enseñaría a los pequeños sobre números y cómo resolver problemas.

"¡Chicos, hoy tenemos una gran misión!", exclamó Ryder, con entusiasmo.

"¡Sí! ¿Qué tenemos que hacer?", ladró Marshall, mientras movía su cola.

"Vamos a ayudar a los niños a superar unas pruebas matemáticas que hemos preparado. Cada prueba les dará pistas para encontrar el gran premio al final de la gymkana", explicó Ryder.

Los siete perros se pusieron sus pañuelos y se dirigieron al parque donde los niños esperaban ansiosos. Al llegar, se encontraron con un grupo de cinco pequeños estudiantes.

"¡Hola, amigos!", saludó Chase. "Estamos aquí para hacer una gymkana muy divertida y educativa. ¿Están listos para jugar con nosotros?"

"¡Sí! ¡Queremos jugar!", gritaron los niños, llenos de energía.

La primera prueba consistía en sumar la cantidad de pelotas que había en una canasta. Cada niño miró a su alrededor intentando contar rápidamente.

"Tenemos cinco pelotas rojas y tres azules. ¿Cuántas pelotas hay en total?", preguntó Zuma, mientras señalaba las pelotas.

Los niños agacharon la cabeza y comenzaron a hacer cuentas con los dedos. Después de unos momentos, una niña levantó la mano.

"¡Ocho! ¡Hay ocho pelotas!", proclamó emocionada.

"¡Muy bien!", aplaudió Skye, haciendo piruetas en el aire. "Ahora, vamos a buscar la siguiente prueba."

Los perros guiaron a los niños hacia una pista cubierta de hojas. Allí, una figura de papel en forma de perro los esperaba. Tenía un rompecabezas donde debían resolver una resta.

"Para seguir adelante, deben resolver este rompecabezas: Si en la foto hay diez donuts y se llevan tres, ¿cuántos quedan?", explicó Rubble, mientras señalaba la imagen.

Los niñitos se miraron con curiosidad. Otra vez, comenzaron a contar en voz alta. Después de un ratito, un niño levantó los brazos en señal de que tenía la respuesta.

"¡Quedan siete donuts!", gritó con alegría.

"¡Correcto!", dijo Rocky. "¡ACABARON DE DESBLOQUEAR LA SIGUIENTE PISTA!"

Después de un par de pruebas más, como adivinar el número que faltaba en una serie y contar cuántas patas tienen todos los perros juntos, los niños estaban muy emocionados. Sin embargo, cuando llegaron a la última prueba, se encontraron con un gran reto.

"¡Oh no!", exclamó Rubble. "En esta prueba, deben sumar todos los números que han visto en cada desafío para abrir el cofre del tesoro".

Empezaron a contar todo despacito y se dieron cuenta que necesitaban ayuda.

"¿Cuál fue tu número?", le preguntó uno de los niños a otro.

"¡El siete!"

Cada uno comenzó a compartir sus números hasta que formaron un gran grupo. Pero cuando sumaron, no llegaban al total necesario. Los niños se miraron preocupados.

"¿Y si estamos olvidando alguno?", planteó Skye, moviendo su cola nerviosamente.

De repente, una niña con una idea brillante exclamó:

"¡Esperen! En la primera prueba habían cinco pelotas y después sumamos otras tres. Eso da ocho, ¡incluyamos eso también!"

"¡Sí! Debemos recordar cada ejercicio!", dijo Chase, apoyando la idea.

Los niños trabajaron juntos, volviendo atrás en su mente, recordando cuántas pelotas vieron, cuántos donuts se llevaron y cuántas patas tenían. Finalmente, lograron alcanzar el número correcto y la tapa del cofre se abrió con un clic.

Dentro había hermosos libros de matemáticas con ilustraciones brillantes para cada uno de ellos.

"¡Hicimos un gran trabajo juntos!", gritó Ryder, orgulloso.

"No solo aprendimos a sumar y restar, sino que también trabajamos en equipo", agregó Marshall, ladrando feliz.

Los niños se abrazaron, felices de haber aprendido de una manera tan divertida. Las enseñanzas del día demostraron que las matemáticas pueden ser emocionantes, sobre todo cuando se hacen en compañía de amigos. La Patrulla Canina había hecho magia al unir a los pequeños y compartir el maravilloso mundo de los números.

"¡Hasta la próxima aventura!", gritaron todos juntos mientras la Patrulla Canina se despedía. Y así, se fueron dejando atrás un parque lleno de risas y nuevos aprendizajes.

FIN.

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