La Gran Historia de Flor de Lotto
Había una vez, en un hermoso jardín, una pequeña flor llamada Flor de Lotto. Su pétalo era de un color amarillo brillante y sus hojas verdes relucían con la luz del sol. Flor de Lotto siempre había soñado con ser la flor más especial del jardín, pero muchas veces se sentía insignificante frente a las grandes flores de colores intensos.
Un día, mientras se balanceaba al ritmo del viento, escuchó a un grupo de flores charlando.
"Mirá a la Rosa, qué hermosa es", dijo una Margarita.
"Y el Girasol, siempre tan alto y radiante", agregó una Lavanda.
Flor de Lotto, un poco triste, suspiró y dijo:
"Nunca seré tan especial como ellos..."
Pero un amable caracol llamado Carlos, que pasaba por allí, la escuchó.
"¡No digas eso, Flor! Cada flor tiene su propio brillo. Quizás solo necesitas encontrarlo."
Intrigada por las palabras de Carlos, Flor de Lotto decidió salir a explorar el jardín para descubrir en qué era especial.
Al poco tiempo, se encontró con una oruga llamada Olivia.
"Hola, Flor. ¿Por qué pareces tan preocupada?"
"Me siento pequeña y poco especial. Las otras flores son más llamativas", respondió Flor.
Olivia sonrió y dijo:
"Pero, ¿sabías que yo también me siento pequeña? Todos los días me miro en el agua y no me gusta lo que veo. Pero algún día, me convertiré en una hermosa mariposa. Eso es lo que me hace especial."
Flor de Lotto se animó con la idea de que todos en el jardín tenían algo único que ofrecer. Quería descubrir qué era lo que la hacía especial a ella.
Mientras seguía explorando, se encontró con un pequeño estanque. Allí, conoció a Tilo, un pez que nadaba alegremente.
"Hola, flor. ¿Por qué tan alicaída?"
"No sé qué me hace especial. Las otras flores son bellas y grandes", respondió Flor.
"Tu belleza no está solo en el exterior. Conocí a una flor que podía iluminar la noche entera con su brillo. Pero su verdadera fuerza era su corazón", dijo Tilo.
Flor de Lotto reflexionó sobre las palabras de Tilo y se sintió inspirada. Decidió que quería hacer algo especial por los demás.
Esa tarde, una tormenta se desató en el jardín. Las flores comenzaron a decirse cosas feas por el miedo a que el viento las derribaba. Flor de Lotto miró a su alrededor, y decidió actuar.
"¡Escuchen todos! ¡No podemos dejar que el miedo nos separe! ¡Ayudemos a las flores que lo necesiten!"
Las otras flores se sorprendieron. Rosa, que siempre había sido muy presumida, dijo:
"¿Qué quieres decir?"
"Si nos unimos, seremos más fuertes y podremos enfrentar la tormenta juntas", respondió Flor.
Así, Flor de Lotto comenzó a organizarse. Juntas las flores formaron una línea de defensa, protegiendo a las más pequeñas y frágiles de la tormenta. Trabajaron juntas, compartiendo palabras de aliento y fuerza.
Cuando la tormenta finalmente pasó, el jardín estaba en un desorden. Pero una vez más, Flor de Lotto se levantó y miró a su alrededor.
"Miren lo que hicimos juntas", dijo con una gran sonrisa.
"¡Es increíble! Nunca pensé que podría sentirme así!" exclamó la Lavanda.
"Deberíamos hacerlo más seguido siempre que algo suceda", sugirió Girasol.
Día tras día, las flores continuaron apoyándose unas a otras. Y así, Flor de Lotto descubrió su verdadero brillo. No se trataba solo de su color, sino de su espíritu. La pequeña flor amarilla se había convertido en la flor que unía a todas las demás y enseñaba el valor de la amistad y la solidaridad.
Con el tiempo, Flor de Lotto se dio cuenta de que ser especial no siempre implica ser la más grande o la más colorida, sino tener un gran corazón que se preocupa por los demás.
Y así, el jardín floreció como nunca antes, lleno de colores, risas y amistad, gracias a una pequeña flor que aprendió que cada uno de nosotros tiene su propia manera de brillar en el mundo.
FIN.