La Gran Lección de la Computadora Chispa
Había una vez en la Escuela Primaria Estrella Brillante, una computadora especial llamada Chispa. Chispa no era una computadora cualquiera; tenía una pantalla brillante que siempre mostraba colores vibrantes y un teclado que emitía suaves melodías cada vez que se pulsaban sus teclas. Era una máquina inteligente y servía para ayudar a los alumnos con sus tareas y proyectos. Pero, había un pequeño problema: muchos de los chicos no cuidaban de Chispa como debían.
Un día, durante el recreo, los alumnos comenzaron a jugar con Chispa. Entre risas y empujones, comenzaron a hacer cosas que no debían.
"¡Mirá cómo hace sonidos!" - gritó Lucas, mientras pulsaba las teclas rápidamente.
"¡Yo quiero probar!" - dijo Ana, intentando conectar un montón de cables por todos lados.
Chispa, en medio del alboroto, empezó a hacer unos ruidos extraños que asustaron a todos. La pantalla parpadeaba y había mensajes que decían: "Error 404" y "Reinicio en curso". Los chicos, asustados por lo que habían hecho, se alejaron de inmediato.
Cuando llegó la profesora de informática, la señorita Marta, encontró a Chispa apagada. Se arrodilló y revisó la computadora cuidadosamente.
"¿Qué pasó aquí, chicos?" - preguntó con una mirada seria.
"No fue nuestra intención, señorita. Solo queríamos jugar un poco..." - respondió Lucas, con la cabeza gacha.
La señorita Marta suspiró y les explicó que Chispa no era un juguete, sino una herramienta valiosa que necesitaba ser cuidada.
"Chicos, cada vez que no la cuidan, le hacen daño. Las computadoras son como nuestros amigos, necesitan respeto y cariño. Si seguimos abusando de ella, podría dejar de funcionar para siempre".
Los chicos miraron a Chispa con preocupación.
"¿Qué podemos hacer para repararla, señorita?" - preguntó Ana, sintiéndose culpable.
"A veces, se necesita un poco de esfuerzo y dedicación. Tendremos que aprender a cuidarla mejor. Les parece si hacemos un plan de cuidados para Chispa?" - sugirió la profesora.
Los alumnos, espejando su interés, comenzaron a formular ideas sobre cómo podían cuidar a Chispa. Decidieron hacer un manual de instrucciones en grande y coloreado que colocaron en la pared de la sala de informática.
A partir de ese día, cada vez que utilizaban a Chispa, recordaban las lecciones de la señorita Marta. Se turnaban para usarla y siempre se aseguraban de que estuviera protegida de cualquier accidente. También incorporaron un tiempo específico para el recreo, donde solo podían utilizar Chispa bajo la supervisión de la profesora.
Pasaron algunas semanas y Chispa empezó a funcionar otra vez sin problemas. Los alumnos notaron lo bien que se sentía ver a su amiga computadora saludable y feliz. Un día, al terminar una actividad brillante, Chispa, por primera vez, les mostró un mensaje sorprendente en su pantalla: "¡Felicidades, amigos! Han aprendido a cuidar de mí, y yo estoy muy feliz de ayudarles a aprender más!"
Los chicos gritaron de alegría.
"¡Chispa nos habla!" - exclamó Lucas.
"¡Esto es increíble!" - dijo Ana, brincando de alegría.
Desde ese momento, los chicos no solo cuidaron de Chispa, sino también del resto del material en su escuela. Aprendieron el valor del respeto y la responsabilidad. Chispa se convirtió en un símbolo de su amistad, y juntos empezaron a trabajar en proyectos más grandes y emocionantes.
Al final del año escolar, la escuela organizó una exposición en la que los alumnos mostraron todo lo que habían aprendido con Chispa. La señorita Marta estaba orgullosa de sus alumnos.
"Han demostrado que con cuidado y respeto, pueden lograr cosas maravillosas".
Y así, Chispa no solo les enseñó a usar una computadora, sino también valores que los acompañarían toda la vida: la importancia de cuidar, respetar y trabajar en equipo.
Desde entonces, cada vez que alguien se sentaba frente a Chispa, siempre le decían gentilmente:
"¡Hola, Chispa! Estamos listos para aprender juntos." Y así, la magia de Chispa continuó llevando alegría y conocimiento a la Escuela Primaria Estrella Brillante.
FIN.