La Gran Melodía de Primero B
Era un día soleado en la Escuela Primaria San Martín. Los niños de primero B estaban muy emocionados porque la maestra Clara les había propuesto un desafío especial: interpretar una melodía que ellos mismos crearían con sus instrumentos. Cada alumno trajo su instrumento favorito; desde flautas y xilófonos hasta tambores y panderetas.
"¡Hoy vamos a hacer música juntos!", dijo la maestra Clara con una sonrisa.
"¿Y si hacemos una canción sobre el verano?", sugirió Pedro, el más aventurero de la clase.
"¡Sí!", exclamó Lucía, moviendo su tambor.
"Podemos cantar sobre ir a la playa y hacer castillos de arena", agregó Sofía, que traía su flauta.
Los niños se sentaron en círculo y empezaron a discutir cómo querían que sonara su canción. La maestra Clara los guiaba, pero era evidente que las ideas brillaban en las cabecitas inquietas de los pequeños.
"Podemos tener un estribillo que diga 'Verano es diversión', así todos lo pueden cantar", propuso Nicolás, que siempre pensaba en grande.
Así fue como la clase empezó a trabajar. Primero, pensaron en el ritmo. Mientras Julián golpeaba su tambor suavemente, todos los demás se unieron a él, creando un patrón que hizo retumbar el aula.
Pero a medida que comenzaban a juntar sus ideas, hubo un pequeño problema. Lía, una de las niñas más tímidas, había comenzado a sentirse insegura.
"No sé si mi parte en la flauta suena bien. No quiero que la canción se arruine", murmuró con voz baja.
La maestra Clara, al escucharla, se acercó.
"Lía, cada sonido que aportas es especial. La música se hace con la mezcla de todos los instrumentos, y tu flauta puede ser la estrella. ¿Por qué no la tocas un ratito para que veamos cómo se siente?"
Con un poco de ánimo, Lía tomó su flauta y empezó a tocar unas notas suaves. Los demás la escucharon en silencio y luego estallaron en aplausos.
"¡Es hermoso!", gritó Pedro.
"¡Sí, Lía! Tu parte hace que todo suene más bonito!", dijo Sofía, mientras golpeaba su tambor.
Con renovada confianza, Lía sonrió y se unió al grupo, dispuesta a aportar su magia. Juntos, empezaron a hacer la melodía, combinando ritmos y armonías, mezclando risas y creaciones.
Sin embargo, cuando estaban casi listos para presentar su canción, se dieron cuenta que faltaba algo.
"No tenemos letras para nuestro estribillo", lamentó Nicolás.
"¡Yo tengo una idea!", dijo Sofía. "Podemos usar palabras que nos hagan sentir felices".
Así, comenzaron a pensar en palabras que describieran el verano.
—"Sol" .
"Diversión".
—"Amigos" .
"Castillos de arena".
—"Helado" .
—"Sonrisas" .
Al final armaron un hermoso estribillo:
"Verano es diversión, jugar en la playa, sol y sonrisas, ¡qué felicidad!"
Con la letra y la melodía definidas, los niños se prepararon para la presentación. El corazón de todos latía de emoción. La maestra Clara les recordó a todos que no importaba si se equivocaban, lo importante era disfrutar y hacer música juntos.
Cuando llegó el momento, los padres, la directora y otros alumnos estaban sentados en el salón, listos para escuchar. El aula se llenó de un aire de expectativa.
"¿Están listos?", preguntó la maestra Clara.
Los niños se miraron entre sí, intercambiando sonrisas y guiños de complicidad.
"¡Sí!" gritaron al unísono.
Y así, comenzaron a tocar, llenando el aula con su melodía alegre.
Al final, cuando terminaron, el lugar estalló en aplausos.
"¡Bravo!", aclamó un papá emocionado.
"¡Quiero escuchar más!", gritó un niño sentado en primera fila.
La maestra Clara sonrió y les dijo:
"Vieron cómo cada uno aportó algo especial y único. La música es un trabajo en equipo, donde todos hacemos magia cuando colaboramos".
Y así, los niños no solo aprendieron sobre música, sino también sobre la importancia de la confianza, la cooperación y la creatividad. Desde ese día, cada vez que se encontraban en el recreo, no solo hablaban de juegos, ¡sino también de melodías que podían crear juntos!
Ese año fue inolvidable, porque en primero B no solo se tocaron instrumentos, se cultivaron amistades y se creó una hermosa melodía que resonaría en sus corazones para siempre.
FIN.