La Gran Obra en la Escuela de Animales
Era un soleado día en la Escuela de Animales, donde todos los días se escuchaban risas, saltos y carreras por el verde prado del recreo. Los estudiantes, un grupo variado de animales, corregían sus materiales mientras planeaban la actividad especial que se llevaría a cabo: ¡una obra de teatro!
El director de la escuela, un viejo búho llamado Don Sabio, convoco a todos los animales en el patio.
"¡Queridos amigos! Hoy comenzaremos los ensayos para la obra de teatro. Necesitamos un tema que todos podamos disfrutar y aprender de él. ¿Alguna idea?" - preguntó Don Sabio.
Los animales se miraron entre sí con dudas. Entonces, una pequeña ratona llamada Mica levantó una patita. "¡Yo tengo una idea! ¿Por qué no hacemos una historia sobre la amistad y cómo cada uno puede ayudar a los demás?"
"¡Me encanta!" - exclamó León, el rey de la selva "Podemos mostrar cómo ayudamos a nuestros amigos en las malas y en las buenas."
Pronto, todos se entusiasmaron y comenzaron a trabajar en los diferentes personajes de la obra. Mica se convertiría en la valiente ratita, León pasaría a interpretar al generoso rey, mientras que la tortuga Tula sería la sabia consejera.
La primera prueba de la obra fue un desastre. Mica se olvidó sus líneas, León se emocionó tanto que se puso a saltar y hasta tumbó a Tula. Esta aún se reía, pero en su interior sentía que algo no andaba bien.
"Chicos, tenemos que organizarnos mejor. No podemos dejar que el caos nos gane, debemos ser un equipo" - propuso Tula.
Los animales se pusieron serios y decidieron hacer ensayos extra, cada tarde después de las clases. Con cada ensayo, la amistad entre ellos crecía, así como su habilidad para actuar en conjunto.
Un día, mientras ensayaban, comenzó a llover.
"¡Ay no! No podremos presentar la obra, se mojará todo!" - gritó Mica, angustiada.
Los animales se miraron preocupados. Pero León, siempre el optimista, planteó una idea.
"¿Y si hacemos la obra bajo los árboles? Es un buen refugio y podemos hacer que luzca mágico con las luces de la tarde."
Rápidamente, los animales se movilizaron. Armaban un escenario improvisado entre los árboles. Al principio, no entendían como lo iban a hacer, pero juntos lograron crear un ambiente encantador con hojas y flores.
El día del estreno llegó, y todos los animales estaban muy nerviosos. Todos, excepto Mica.
"¡Vamos, amigos! Hoy vamos a contar nuestra historia. Justo como nosotros, ¡seremos fuertes juntos!" - les animó, mientras su corazón latía a mil por hora.
La obra fue todo un éxito. Con risas, aventuras y mucha emoción, cada animal interpretó su papel con una gran actitud, aprendiendo sobre la importancia de la amistad a través de los obstáculos.
Al finalizar la obra, todos los animales aplaudieron.
"¡Qué hermoso fue!" - dijo Tula emocionada.
"¡Sí! No solo fuimos un buen elenco, sino que somos un gran equipo" - agregó León.
"Gracias a todos por ser mis amigos y ayudarme a crecer en esta aventura" - terminó Mica con una gran sonrisa.
Desde ese día, la Escuela de Animales no solo se llenó de risas y aventuras, sino que también se convirtió en un lugar donde la amistad siempre prevalecería.
Así, cada vez que tocaba el recreo, los animales recordaban que... ¡juntos eran más fuertes!
FIN.