La gran sorpresa navideña



En una pequeña escuela de un barrio tranquilo de Buenos Aires, se encontraban los niños y niñas del segundo básico emocionados por la llegada de la Navidad.

La sala de clases estaba llena de coloridos adornos navideños que ellos mismos habían hecho con sus propias manos. - ¡Miren qué bonito quedó el árbol de Navidad! -exclamó Martina, mientras colgaba una brillante estrella en la punta del árbol. - Sí, está hermoso.

Me encanta hacer manualidades para decorar nuestra sala -dijo Lucas, mientras terminaba de pegar algodón en forma de nieve en las ventanas.

A medida que pasaban los días, los niños y niñas se reunían alrededor del árbol para cantar villancicos y hablar sobre el verdadero significado de la Navidad: el nacimiento de Jesús. - ¿Saben por qué celebramos la Navidad? -preguntó Solange, una niña muy curiosa. - Porque es cuando nació Jesús en Belén -respondió Juanito con entusiasmo. - Exacto.

Y también es un momento para estar con nuestras familias y compartir amor y alegría -agregó Valentina, sonriendo. La maestra, llamada Carolina, se acercó a ellos con una gran noticia:- Chicos y chicas, quiero felicitarlos porque han pasado a tercer grado.

Han trabajado muy duro este año y estoy muy orgullosa de cada uno de ustedes. Los niños saltaron emocionados y comenzaron a abrazarse entre sí. Era un momento especial lleno de felicidad y satisfacción por todo lo que habían logrado.

- ¡Vamos a ser los mayores de la escuela! -exclamó Tomás, emocionado. - Sí, y podremos hacer muchas más cosas divertidas y aprender cosas nuevas -dijo Camila, con una amplia sonrisa en su rostro. El día de la despedida llegó.

Los niños y niñas del segundo básico se despidieron de su sala de clases con nostalgia pero también con mucha emoción por lo que les esperaba en tercer grado.

Al comenzar el nuevo año escolar, los niños y niñas del tercer grado se encontraron con un reto inesperado. La maestra les anunció que iban a participar en una competencia de baile intercolegial. Todos estaban emocionados pero también un poco nerviosos.

- ¿Cómo vamos a lograrlo? No sabemos bailar muy bien -dijo Martina preocupada. - Tranquila, Martina. Vamos a practicar mucho y ayudarnos unos a otros. Juntos podemos hacer cualquier cosa -respondió Lucas, animándola.

Con mucho esfuerzo y dedicación, los niños y niñas del tercer grado ensayaron todos los días después de clases. Aprendieron pasos de baile nuevos y trabajaron en equipo para crear una coreografía espectacular. Llegó el día de la competencia intercolegial y todos estaban muy nerviosos pero también llenos de confianza en sí mismos.

Cuando subieron al escenario, dieron lo mejor de sí mismos y sorprendieron a todos con su talento para el baile. Al finalizar la presentación, recibieron una ovación de pie por parte del público.

Habían demostrado que cuando se trabaja en equipo y se pone el corazón en algo, cualquier meta puede ser alcanzada. - ¡Lo logramos! -exclamó Solange emocionada. - Sí, somos los mejores bailarines de la escuela -dijo Juanito con orgullo.

El tercer grado terminó siendo un año lleno de aprendizajes, amistad y superación. Los niños y niñas se despidieron de ese año escolar con una gran satisfacción por todo lo que habían logrado juntos.

Y así, la historia de estos pequeños héroes nos enseña que no importa cuán grandes sean los desafíos que enfrentemos en la vida, siempre podemos encontrar la fortaleza y el apoyo necesario para superarlos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!