La granja de Juan


En un tranquilo pueblo llamado San Pedro, vivía un agricultor llamado Juan. Desde temprano, Juan comenzaba sus días con un desayuno de pan blanco, jugo y café azucarado, a veces acompañado de una gaseosa.

A pesar de trabajar duro en su granja, Juan se sentía cansado, sin energía y había ganado mucho peso. Pensaba que era normal, que tal vez no descansó bien durante la noche y levantarse.

Un día, mientras trabajaba en su campo, vio a un grupo de niños visitando la granja vecina. Ellos corrían y jugaban con tanta energía que Juan se sorprendió. -¿Cómo hacen para tener tanta energía y alegría? -preguntó Juan a los niños.

-Nosotros comemos frutas y verduras frescas todos los días, y tomamos mucha agua en lugar de gaseosas -respondió uno de los niños. Intrigado por la respuesta de los niños, Juan decidió hacer un cambio en su vida.

Dejó de comer pan blanco y comenzó a desayunar con frutas, yogur y frutos secos. Reemplazó el café azucarado por un buen té sin azúcar y redujo el consumo de gaseosas. Además, comenzó a incluir más verduras en sus comidas y a beber mucha agua.

Con el tiempo, Juan notó un cambio increíble en su cuerpo. Se sentía más ligero, con mucha energía y su peso comenzó a estabilizarse. Con su nueva energía, Juan trabajaba con más eficiencia en su granja y disfrutaba de la vida con alegría.

Los niños, al ver la transformación de Juan, decidieron ayudarlo a plantar un huerto orgánico, donde cultivaban frutas y verduras frescas. A medida que la gente del pueblo probaba la deliciosa cosecha de Juan, comenzaron a seguir su ejemplo, adoptando una alimentación más saludable.

Así, la granja de Juan se convirtió en un lugar donde todos podían aprender sobre la importancia de una alimentación balanceada y saludable.

Y Juan, quien alguna vez se sintió cansado y sin energía, se convirtió en un ejemplo de vitalidad y inspiración para su comunidad.

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