La granja del bosque


Había una vez un granjero llamado Don Ramón que vivía en una hermosa granja en el campo. Don Ramón era un hombre muy amable y generoso, y siempre estaba rodeado de sus queridos animalitos.

Tenía vacas, cerdos, gallinas, ovejas y hasta un perro llamado Toby. Don Ramón cuidaba de ellos con mucho amor y cariño, y los animales le correspondían siendo sus mejores amigos.

Todos los días se levantaban temprano para comenzar las tareas de la granja juntos. Un día soleado, mientras estaban todos reunidos en el patio de la granja, llegó al lugar una noticia inesperada: iban a construir una autopista justo al lado de la granja.

Todos se sintieron preocupados y tristes porque sabían que eso significaría mucho ruido y contaminación. "¡No te preocupes Toby! ¡Encontraremos una solución!", dijo Don Ramón acariciando a su fiel amigo canino.

El granjero se puso manos a la obra para buscar una forma de evitar que la autopista afectara su vida en la granja. Después de pensarlo mucho, Don Ramón tuvo una idea brillante.

Decidió plantar muchos árboles alrededor del perímetro de su propiedad para crear un muro natural que amortiguara el ruido y protegiera a sus animales del polvo de los autos. Con ayuda de todos los animalitos, Don Ramón comenzó a plantar árboles por todo el terreno.

Las vacas ayudaban llevando agua para regarlos, las gallinas picoteaban insectos dañinos para las plantas y Toby supervisaba cada paso asegurándose de que todo estuviera en orden. Poco a poco, los árboles crecieron y formaron un hermoso bosque alrededor de la granja.

El ruido de los autos ya no se escuchaba con tanta fuerza, y el aire se volvió más puro. Los animales estaban felices y agradecidos por el esfuerzo de Don Ramón. Un día, mientras todos disfrutaban del fresco aroma del campo, llegó una noticia aún mejor: la autopista había sido cancelada.

Gracias al hermoso bosque creado por Don Ramón y sus animalitos, las autoridades habían comprendido lo importante que era preservar ese lugar especial.

Todos celebraron con alegría esta victoria y decidieron hacer una fiesta para agradecer a Don Ramón su valioso esfuerzo. Prepararon una mesa llena de comida deliciosa hecha con los productos de la granja y bailaron al ritmo de la música.

Desde aquel día, la granja se convirtió en un ejemplo para todas las personas de cómo cuidar el medio ambiente y proteger nuestro hogar. Don Ramón siguió siendo amigo inseparable de sus animalitos, quienes le recordaban siempre lo importante que era trabajar juntos para lograr grandes cosas.

Y así fue como en la granja del feliz granjero Don Ramón, todos vivieron felices rodeados del amor entre humanos y animales, aprendiendo cada día sobre el valor de cuidar nuestro entorno natural.

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