La granja mágica


Había una vez una granjera llamada Martina que vivía en un pequeño pueblo en las montañas de Argentina.

Martina amaba la naturaleza y tenía un sueño: convertir su granja en un lugar mágico donde los animales pudieran vivir en armonía. Un día, mientras Martina estaba alimentando a sus adorables cabras, notó algo extraño. Una de ellas, Bella, parecía triste y débil. Martina se acercó a ella y le preguntó preocupada:- ¿Qué te pasa, Bella? Pareces muy cansada.

Bella baló débilmente y respondió:- Estoy aburrida de siempre estar aquí en el mismo lugar. Me gustaría explorar más allá de estas montañas. Martina entendió el deseo de Bella y decidió hacer algo al respecto.

Se puso su sombrero favorito, agarró su mochila e invitó a todas las cabras a seguirle. - ¡Vamos a tener una aventura! - exclamó emocionada. Las cabras miraron a Martina con curiosidad y entusiasmo, pero algunas tenían miedo de dejar atrás lo conocido.

Sin embargo, poco a poco se fueron sumando hasta que todas estuvieron listas para emprender el viaje. Caminaron durante horas por senderos empinados hasta llegar a un hermoso valle verde rodeado de altas montañas cubiertas de nieve.

Las cabras saltaban y brincaban felizmente mientras exploraban su nuevo hogar. Pero entonces, escucharon un ruido proveniente del bosque cercano. Era un lobo hambriento que había estado siguiendo a las cabras desde el pueblo.

Martina rápidamente reunió a todas las cabras y les dijo:- ¡Tenemos que trabajar en equipo para protegernos! Bella, tú eres la más fuerte. Guía a las demás hacia ese acantilado, mientras yo distraigo al lobo.

Bella asintió y lideró a las otras cabras hacia el acantilado, donde estarían seguras. Mientras tanto, Martina se enfrentó valientemente al lobo con su vara de pastor. El lobo gruñó amenazadoramente y se abalanzó sobre Martina, pero ella era ágil y logró esquivarlo varias veces.

Finalmente, con un movimiento rápido de su vara, logró alejarlo lo suficiente como para correr hacia el acantilado. Cuando llegaron al borde del precipicio, se dieron cuenta de que no había forma de bajar sin ayuda.

Pero entonces vieron algo sorprendente: un grupo de escaladores estaba subiendo por la montaña cercana. Martina les gritó pidiendo ayuda y los escaladores escucharon sus súplicas. Con cuerdas y arneses descendieron hasta donde estaban las cabras y las ayudaron a bajar con seguridad.

De vuelta en la granja, Martina le dio un cálido abrazo a Bella por su valentía y liderazgo durante la aventura. Las demás cabras también aplaudieron emocionadas.

A partir de ese día, Martina decidió compartir su granja con otros animales que necesitaban un hogar seguro. Convirtió su granja en una reserva natural donde todos podían vivir felices juntos.

La historia de Martina se difundió por todo el pueblo y la gente la admiraba por su valentía y dedicación hacia los animales. Desde entonces, todos aprendieron que trabajar en equipo y ayudar a otros es lo más importante.

Y así, Martina demostró que una granjera en las montañas puede lograr grandes cosas cuando sigue sus sueños y se preocupa por los demás.

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