La Guardiana de los Sueños Valientes
Érase una vez un día en el que Acaymo, Ares, Ceben y yo decidimos explorar la misteriosa Casa de las Pesadillas.
La casa se alzaba imponente en medio del bosque, con su exterior negro como la noche y sus ventanas parecían ojos mirándonos fijamente. Al entrar, una sensación de temor recorrió nuestros cuerpos. El interior estaba oscuro y silencioso, solo interrumpido por el eco de nuestros pasos.
A medida que avanzábamos por los pasillos polvorientos, nos sentíamos observados. "¿Creen que realmente existan las pesadillas?", preguntó Ceben con voz temblorosa. "No lo sé, pero algo me dice que aquí vamos a descubrirlo", respondí tratando de mantener la calma.
De repente, Ares se asomó a la cocina y vio una sombra moverse. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al ver a una chica parada frente a él. La chica tenía largos cabellos oscuros y unos ojos brillantes como estrellas en la oscuridad.
"¡Hola! Mi nombre es Pesadilla", dijo la chica con una sonrisa amable. Nos quedamos perplejos ante su presencia inesperada en aquel lugar tenebroso. Pesadilla nos explicó que ella no era lo que pensábamos. No era causante de malas experiencias ni deseaba asustarnos.
Al contrario, ella era guardiana de los sueños y las pesadillas, velando por equilibrar el mundo onírico de cada persona. Conforme conversábamos con Pesadilla, entendimos que nuestras propias inseguridades y miedos habían creado la atmósfera oscura en aquella casa.
Nos enseñó a enfrentar nuestros temores y transformarlos en valentía para superar cualquier obstáculo en nuestras vidas.
Así, nuestra visita a la Casa de las Pesadillas se convirtió en un viaje de autodescubrimiento y aprendizaje sobre el poder de enfrentar lo desconocido con coraje y determinación. Desde ese día, valoramos cada sueño como una oportunidad para crecer y aprender más sobre nosotros mismos. Y colorín colorado, este cuento ha terminado pero nuestro camino hacia nuevos sueños apenas ha comenzado.
FIN.