La guardiana verde
Había una vez una niña llamada Fabiana, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos jardines y bosques. Desde muy pequeña, Fabiana tenía una habilidad especial: podía hablar con las plantas.
Fabiana pasaba horas explorando el mundo vegetal y conversando con las flores, los árboles y las hierbas. Aprendió todo sobre la importancia del abono para nutrir a las plantas y cómo la fotosíntesis les permitía obtener energía del sol.
También descubrió el maravilloso ciclo de vida de las semillas, desde su germinación hasta convertirse en hermosas plantas. Un día, mientras paseaba por el jardín del pueblo, Fabiana escuchó un susurro proveniente de un rosal marchito.
Se acercó rápidamente y preguntó: "¿Qué te pasa? ¿Necesitas ayuda?". El rosal respondió débilmente: "-Sí, estoy muy débil porque no he recibido suficiente abono últimamente". Fabiana sabía exactamente qué hacer.
Corrió hacia su casa y volvió con un cubo lleno de abono orgánico que había preparado junto a su mamá en su huerto casero. Con mucho cuidado, esparció el abono alrededor del rosal marchito. A medida que pasaban los días, Fabiana visitaba al rosal todos los días para regarle agua fresca y conversar con él.
Poco a poco, el rosal comenzó a recuperarse y sus flores volvieron a brillar con colores vibrantes. Emocionada por haber ayudado al rosal, Fabiana decidió aplicar sus conocimientos y ayudar a otras plantas en el pueblo.
Visitaba cada jardín, hablando con las plantas y brindándoles el cuidado que necesitaban. Un día, mientras exploraba el bosque cercano al pueblo, Fabiana se encontró con un árbol muy triste.
El árbol le contó que había perdido todas sus semillas y temía no poder reproducirse. Fabiana tuvo una idea brillante. Reunió semillas de diferentes plantas y las llevó al árbol triste. Le explicó cómo funcionaba la polinización y cómo las semillas podían dar vida a nuevas plantas.
Juntos, Fabiana y el árbol esparcieron las semillas por todo el bosque. Con paciencia, esperaron a que germinaran y florecieran nuevas plantas. Poco a poco, el bosque se llenó de vida nuevamente.
La noticia sobre la habilidad especial de Fabiana se extendió rápidamente por todo el pueblo. Los vecinos comenzaron a pedirle ayuda para cuidar sus jardines y aprender sobre los secretos del mundo vegetal.
Fabiana se convirtió en una experta en jardinería y compartía su amor por las plantas con todos los que la rodeaban. Su pasión por la naturaleza inspiraba a otros a cuidar del medio ambiente y apreciar la belleza de las plantas.
Desde aquel día, Fabiana comprendió que su don era especial y lo utilizaba para hacer del mundo un lugar más verde y hermoso. Siempre recordaría aquella lección: "Cuidemos nuestras plantas como ellas nos cuidan a nosotros".
Y así, Fabiana siguió dedicando su vida al cuidado de las plantas, convirtiéndose en una verdadera protectora de la naturaleza y enseñando a todos que el amor y el respeto por los seres vivos son fundamentales para mantener un equilibrio en nuestro planeta.
Y colorín colorado, esta historia de Fabiana y su habilidad especial ha terminado.
FIN.