La Guitarra Perdida de los Grillos



Había una vez en un lugar lejano, en medio del campo, una familia de grillos que cantaba y bailaba todo el día. Su música era tan hermosa que todos los animales del lugar se detenían a escucharlos.

La mamá grillo se llamaba Lucía y tenía tres hijos: Tito, Lola y Pepe. Ellos eran muy felices juntos, pero siempre soñaban con viajar por todo el mundo para compartir su música con otros animales.

Un día mientras ensayaban para su próxima presentación, llegó un pájaro llamado Pipo. Él estaba muy triste porque no sabía cantar como los demás pájaros y quería aprender.

La familia de grillos lo recibió con mucho cariño y le enseñaron cómo cantar al ritmo de su música. Pipo estaba encantado con la música de los grillos y decidió unirse a ellos en su gran aventura por el mundo.

Emprendieron entonces un largo viaje lleno de emociones donde conocieron muchos animales diferentes: desde elefantes hasta canguros. En cada parada del viaje, la familia de grillos hacía una presentación musical para todos los animales del lugar. Pipo se convirtió en el corista principal y las canciones sonaban más hermosas que nunca.

Pero no todo fue fácil durante el viaje. Una noche mientras acampaban bajo las estrellas, descubrieron que habían perdido su instrumento más importante: la guitarra de Lucía.

Todos estaban muy tristes porque sin ella no podrían seguir tocando su música por el resto del viaje. "No te preocupes", dijo Tito "vamos a encontrarla". Así que comenzaron a buscar por todo el lugar, preguntando a todos los animales si habían visto la guitarra de Lucía.

La búsqueda fue larga y difícil, pero finalmente encontraron la guitarra en manos de un zorro que quería usarla para tocar su propia música. Pipo se acercó al zorro y le dijo: "Por favor, devuélvenos la guitarra.

Sin ella no podemos seguir compartiendo nuestra música con el mundo". El zorro se dio cuenta entonces del error que había cometido y les devolvió la guitarra sin dudarlo.

A partir de ese momento, todos los animales del lugar empezaron a valorar aún más la música de los grillos. Finalmente, después de muchos meses viajando juntos, llegó el momento en que Pipo tenía que regresar con su familia de pájaros.

Se despidieron con mucha tristeza pero sabían que siempre estarían conectados por su amor por la música. La familia de grillos continuó su aventura musical por todo el mundo, llevando su hermosa música a cada rincón del planeta.

Y aunque extrañaban mucho a Pipo, sabían que él también seguía cantando al ritmo de sus canciones allá donde fuera.

FIN.

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