La guitarra que quería ser parte de la orquesta



Había una vez en un pequeño pueblo, una guitarra llamada Gustavo, que soñaba con ser parte de la grandiosa orquesta local.

Desde muy pequeña, Gustavo había escuchado con emoción cada concierto de la orquesta y anhelaba poder unirse a ellos para compartir su música con el mundo. "¿Por qué la orquesta no me aceptaría? Soy tan buena como cualquier otro instrumento", se decía a sí misma Gustavo con determinación.

Decidida a lograr su sueño, Gustavo pidió consejo a sus amigos instrumentos, quienes le sugirieron que se acercara al director de la orquesta. Con nervios pero con valentía, Gustavo se presentó ante el director y le expresó su deseo de formar parte de la orquesta.

El director, sorprendido por la determinación de la guitarra, le explicó que la orquesta estaba compuesta por instrumentos de cuerda clásicos, como violines, violas y violonchelos, pero que estaban dispuestos a darle una oportunidad en la próxima audición.

Gustavo, emocionada, se dedicó a practicar con más fervor que nunca. Llegado el día de la audición, Gustavo se presentó con seguridad y tocó con tanto sentimiento y maestría que todos en la sala quedaron maravillados.

El director, impresionado por su talento, decidió integrarla a la orquesta como el primer instrumento de cuerda no clásico. Gustavo se sentía radiante de felicidad al haber logrado su sueño.

A partir de ese día, la orquesta brillaba con aún más fuerza gracias a la hermosa música de Gustavo, quien demostró que con determinación y pasión, cualquier sueño por difícil que parezca, puede hacerse realidad.

FIN.

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