La hadita amable del bosque
Había una vez en un bosque encantado, una pequeña hada llamada Gisleyka. A diferencia de las demás hadas que eran amables y bondadosas, Gisleyka era conocida por ser gruñona y malhumorada.
Siempre andaba regañando a los animales del bosque y nunca mostraba amabilidad hacia nadie. Un día, la Reina de las Hadas convocó a Gisleyka a su palacio.
La reina le dijo con voz suave pero firme: "Gisleyka, he recibido quejas de todos los habitantes del bosque sobre tu actitud grosera. Debes aprender a ser amable con todo y todos. "Gisleyka frunció el ceño y protestó: "-Pero yo soy así, no puedo cambiar mi forma de ser.
"La reina suspiró y le dijo: "Te daré una oportunidad para demostrar que puedes ser amable. Te enviaré en una misión especial donde deberás ayudar a tres criaturas en apuros. "Sin más opción, Gisleyka aceptó la misión y partió hacia el corazón del bosque.
En su camino se encontró con un conejito atrapado en un zarzal. En lugar de ignorarlo como solía hacer, Gisleyka usó su magia para liberar al conejito y curar sus heridas.
El conejito le dio las gracias emocionado: "-¡Gracias, hadita! Nunca olvidaré tu amabilidad. "Continuando con su misión, Gisleyka llegó a un arroyo donde vio a un pajarito sin poder volar porque se le había roto una ala.
Sin dudarlo, Gisleyka cuidadosamente vendó el ala del pajarito y lo ayudó a encontrar comida. El pajarito cantaba felizmente: "-¡Eres la hadita más bondadosa que he conocido!"Por último, Gisleyka llegó a un claro del bosque donde se topó con un zorrito asustado por unos cazadores furtivos.
Con valentía, Gisleyka ahuyentó a los cazadores usando sus poderes mágicos y protegiendo al zorrito. El zorrito le dijo emocionado: "-¡Eres increíble! Gracias por salvarme.
"De regreso en el palacio de la Reina de las Hadas, Gisleyka relató todas sus aventuras y cómo había ayudado a las criaturas necesitadas. La reina sonrió orgullosa y le dijo: "Has demostrado que dentro de ti también hay bondad y generosidad. Sigue siendo así de amable con todo y todos.
"Desde ese día en adelante, Gisleyka se convirtió en la hadita más querida del bosque. Aprendió que ser amable no solo traía alegría a los demás, sino también felicidad a su propio corazón.
Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Que vivan siempre la bondad y la generosidad!
FIN.