La Hamburguesa del Valor


Gabriel era un niño muy valiente, pero cuando su mamá le dijo que tenía que ir al médico para ponerse las vacunas, se puso un poco nervioso.

Sabía que las vacunas eran importantes para mantenerlo sano y fuerte, pero no podía evitar sentir un poco de miedo. Cuando llegaron al consultorio del médico, Gabriel vio a otros niños llorando y gritando mientras les ponían las vacunas. Se asustó aún más y quería salir corriendo de allí.

Pero su mamá lo tomó de la mano y le dijo:- Tranquilo, mi amor. Las vacunas pueden doler un poco, pero son necesarias para protegerte de enfermedades peligrosas. Gabriel respiró hondo e intentó tranquilizarse.

Cuando llegó el turno de ponerse las vacunas, cerró los ojos con fuerza y apretó los dientes. Sintió una pequeña picadura en el brazo y luego otra en la pierna. Le dolía mucho, pero aguantó sin llorar.

Al salir del consultorio, Gabriel estaba orgulloso de sí mismo por haber sido tan valiente. Su mamá lo abrazó y le dijo:- Estoy muy orgullosa de ti, mi campeón. Te portaste como todo un guerrero.

Para celebrar su valentía, su mamá lo llevó a una hamburguesería donde hacían las mejores hamburguesas del mundo. Gabriel estaba emocionado por probar esa hamburguesa riquísima que tanto le habían recomendado.

Cuando llegaron a la mesa con su hamburguesa gigante frente a él, Gabriel se sintió feliz y lleno de energía después del susto en el consultorio. Pero cuando empezó a comer, se dio cuenta de que algo no estaba bien. - Mamá, esto no sabe bien -dijo Gabriel con una mueca en la cara.

Su mamá probó su hamburguesa y también notó que había algo extraño. Entonces llamaron al mesero para preguntar qué había pasado. El mesero se disculpó y les explicó que por error habían puesto demasiado sal en la carne de las hamburguesas.

Gabriel estaba decepcionado porque esperaba disfrutar su premio después de haber sido tan valiente durante las vacunas. Pero su mamá le recordó lo importante que es ser valiente incluso cuando las cosas no salen como uno espera.

Le dijo:- Mi amor, aunque la hamburguesa no esté perfecta, eso no cambia lo valiente que fuiste hoy. Te portaste muy bien y estoy muy orgullosa de ti.

Gabriel entendió el mensaje de su mamá y sonrió felizmente mientras comía su hamburguesa un poco salada pero aún así deliciosa. Aprendió que ser valiente es importante incluso cuando las cosas no van según lo planeado, y nunca olvidaría esa lección.

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