La hermana perfecta
Juana era una niña muy feliz, pero siempre había deseado tener un hermanito o hermanita con quien jugar y compartir sus aventuras. Un día, su deseo se cumplió. Sus papis le anunciaron que iban a tener un bebé.
Desde ese momento, Juana no podía dejar de pensar en su futura hermanita. Le contaba cuentos por las noches y le cantaba canciones para que pudiera escucharlas desde la pancita de mamá.
Finalmente llegó el gran día y Martina nació. Juana estaba tan emocionada que corría por los pasillos del hospital sin parar. Cuando finalmente pudo conocer a su hermanita, sintió algo especial en su corazón.
"Hola Martina, soy tu hermana Juana", dijo mientras acariciaba la mejilla del recién nacido. Desde ese momento, Juana se convirtió en la mejor compañera de juegos de Martina. Le enseñaba a dar sus primeros pasos y jugaban juntas todo el tiempo.
Pero un día algo extraño empezó a pasar con Martina: lloraba mucho, tenía fiebre alta y no quería comer nada. Los papis de las niñas estaban preocupados porque no sabían qué le pasaba a la pequeña.
Después de varios días en el hospital, los médicos encontraron lo que estaba mal con Martina: tenía una alergia a ciertos alimentos que habían estado dándole sin saberlo.
Juana se preocupó muchísimo por su hermana durante todo ese tiempo en el hospital y aprendió mucho sobre cómo cuidarla adecuadamente para evitar más problemas como este. "No te preocupes Marti, yo siempre estaré aquí para cuidarte", le decía Juana mientras le acariciaba la cabeza. Desde ese día, Juana se convirtió en la mejor hermana mayor que Martina podría haber pedido.
Aprendió a cocinar comidas especiales para ella y siempre estaba al tanto de sus necesidades. Las dos niñas crecieron juntas y compartieron momentos inolvidables. Y aunque tuvieron algunos altibajos, nunca dejaron de quererse con todo su corazón.
"Te quiero mucho Marti", decía Juana mientras le daba un abrazo a su hermanita. Y así fue como Juana aprendió que el amor por una hermana puede ser más fuerte que cualquier cosa.
FIN.