La Hispana Fiesta del Valor
Era una noche llena de música y risas en la discoteca ‘El Rincón del Baile’. Ares y Daniela estaban ahí, disfrutando de una fiesta con amigos. La pista estaba llena de luces de colores y el sonido de la música era contagioso.
"¡Mirá cómo baila Lucía!" - exclamó Ares, señalando a una amiga que se movía al ritmo de la música.
"¡Es la reina de la pista!" - respondió Daniela, riendo y moviendo sus caderas al compás.
De repente, la puerta de la discoteca se abrió de golpe y entraron cuatro hombres con aspecto amenazante. Todos quedaron en silencio, y el ambiente se volvió tenso. Ares y Daniela se miraron con preocupación.
"¿Qué está pasando?" - preguntó Ares con miedo en la voz.
"No lo sé, pero debemos mantener la calma" - dijo Daniela, tratando de encontrar una solución.
Los hombres comenzaron a disparar al aire, causando pánico entre los asistentes. La música se apagó inmediatamente y todos comenzaron a gritar y a correr hacia las salidas. Ares y Daniela se unieron a sus amigos y corrieron hacia el fondo de la discoteca.
Mientras corrían, Ares recordó algo que su abuelo siempre le decía: "En momentos de crisis, debemos ser valientes y pensar con claridad". Entonces, se detuvo y dijo:
"¡Esperen! No podemos dejarlos dominar nuestra fiesta. Debemos hacer algo."
"¿Qué proponés?" - preguntó Daniela, tratando de calmarse.
"Si hacemos ruido, quizás los asustemos y se vayan. Pero necesitamos ayuda" - respondió Ares, mirando alrededor para encontrar algo que pudiera servir.
Daniela miró hacia la mesa donde estaba el equipo de sonido y tuvo una idea brillante.
"¡Yo puedo ir! Si logro hacer que el micrófono funcione, podríamos gritar y pedir ayuda" - dijo Daniela con determinación.
"¡Vale! Voy contigo" - se ofreció Ares, apretando el puño con valor.
Ambos se acercaron al escenario donde estaba el equipo. Mientras tanto, los hombres continuaban gritando y asustando a la gente. Cuando finalmente llegaron al micrófono, Daniela lo prendió sin dudarlo.
"¡Atención!" - gritaron al unísono. "¡Necesitamos ayuda! Esto no es una forma de divertirse!".
El eco de su voz resonó en la sala y captó la atención de todos, incluidos los hombres. La gente, ahora unida, comenzó a hacer ruido y a aplaudir, demostrando que no estaban dispuestos a dejar que el miedo dominara la fiesta.
Los hombres, sorprendidos por la reacción, empezaron a retroceder poco a poco. No sabían cómo manejar la situación. Ares y Daniela, sintiéndose apoyados por sus amigos, decidieron no rendirse.
"Sigamos con el mensaje positivo" - dijo Ares, sintiendo la energía del lugar. "¡Esto es solo un momento y no dejará que arruinen nuestra noche!"
Entonces, se les ocurrió una idea aún más atrevida.
"¡Vamos a organizar una ola!" - sugirió Daniela.
"¡Eso es!" - Ares sonrió, entendiendo que juntos podían hacer la diferencia.
Y así fue como, en medio de la confusión, todos los presentes comenzaron a levantarse y hacer la ola, mostrando su unidad y valentía. Los hombres, confundidos y superados por la energía del lugar, optaron por salir corriendo, dejando atrás su intento de amedrentamiento.
Todo el mundo estalló en aplausos y risas, celebrando su valentía en el peor momento. Ares y Daniela, aliviados y felices, se abrazaron.
"¡Lo logramos!" - gritó Ares con una gran sonrisa.
"¡Sí! Nunca debemos dejar que el miedo nos haga rendir" - respondió Daniela, orgullosa.
Esa noche, la fiesta continuó, pero quedó grabada en los corazones de todos como un recordatorio de que el trabajo en equipo y el valor pueden superar cualquier adversidad. La música volvió a sonar, y la alegría se apoderó del ambiente nuevamente. Ares y Daniela se dieron cuenta de que no solo habían salvado su fiesta, sino también habían aprendido una valiosa lección sobre la unidad y la valentía. La vida siempre puede sorprenderte, pero cuando te unes y enfrentas el miedo, siempre triunfas.
FIN.