La historia de Divina y la lección de empatía


Divina era una niña muy antipática. Siempre respondía de forma desagradable a las personas que intentaban hacerle reír con chistes o bromas. Su falta de empatía la había alejado de muchos amigos y le impedía disfrutar de momentos divertidos.

Un día, mientras paseaba por el parque, se encontró con una hada llamada Elisa. Elisa le explicó que su actitud estaba generando tristeza a su alrededor y que debía aprender una lección de empatía.

La hada le concedió un poder mágico: cada vez que respondiera a alguien de forma amable y considerada, una chispa de luz se encendería en su corazón.

Divina,

inicialmente, desestimó el consejo del hada, pero al comenzar a notar cómo se alejaban de ella los demás niños, decidió tomar en serio la lección. Pronto se encontró en situaciones donde, en lugar de responder con rudeza, optaba por escuchar, comprender y sonreír frente a los chistes y ocurrencias de sus compañeros.

Con el tiempo, su actitud cínica se transformó en una actitud cálida y amigable, y los demás niños empezaron a acercarse nuevamente a ella.

A medida que integraba la empatía en su vida, Divina descubrió lo gratificante que era provocar sonrisas en los demás.

Además, al cultivar la amabilidad, desarrolló amistades sinceras y duraderas. Finalmente, entendió que, al mostrar empatía, no solo podía hacer felices a los demás, sino que también experimentaba una gran satisfacción personal.

Desde

ese día, Divina se convirtió en una niña radiante, siempre dispuesta a escuchar, comprender y alegrar el día de quienes la rodeaban.

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