La historia de Erizo


Era el primer día de clases en la escuela de animales y Erizo estaba emocionada por conocer a sus compañeros. Sin embargo, al entrar al salón, la ardilla y el conejo se asustaron al verla y temieron ser pinchados por sus púas. Esto entristeció a Erizo, quien no quería asustar a nadie. Durante el recreo, sin querer, pinchó la pelota de tigre, lo que causó un gran alboroto. La ardilla, tratando de consolar a Erizo, la hamacó y terminó pinchándose los dedos. Erizo se sintió muy triste y sola.

- ¿Por qué siempre lastimo a los demás? - se preguntaba Erizo con lágrimas en los ojos.

La maestra búho notó la tristeza de Erizo y decidió intervenir. Les habló a todos sobre la importancia de la empatía y la comprensión. Les explicó que todos son diferentes y únicos, y que esas diferencias son las que hacen que cada uno sea especial.

Los animales reflexionaron sobre las palabras de la maestra y se acercaron a Erizo para mostrarle su apoyo. La ardilla le dijo:

- Lo siento por haberme asustado antes. No debería haber juzgado sin conocerte primero.

El conejo agregó:

- Todos cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos y mejorar.

Erizo se sintió reconfortada con las palabras de sus compañeros y comprendió que no estaba sola. Juntos, pasaron el resto del día jugando y riendo.

Desde ese día, Erizo se esforzó por ser más cuidadosa y sus compañeros aprendieron a no juzgarla. Aprendieron que la amistad y la comprensión son mucho más importantes que las diferencias.

Erizo entendió que, a pesar de sus púas, podía ser amada y aceptada. Y así, con el apoyo de sus amigos, Erizo aprendió a brillar con su propia luz.

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