La historia de Ignacio
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Melodía, un niño llamado Ignacio que desde muy chico mostraba un talento especial para el canto.
Cada vez que escuchaba música, no podía evitar entonar las melodías con su dulce voz, haciendo que todos a su alrededor se quedaran maravillados con su talento. Ignacio soñaba con convertirse en un gran cantante y compartir su música con el mundo entero. Sin embargo, no todos en Villa Melodía compartían su entusiasmo.
Algunos niños se burlaban de él por pasar tanto tiempo cantando en lugar de jugar como los demás.
Un día, mientras paseaba por el parque cantando una hermosa canción que él mismo había compuesto, Ignacio escuchó unas risas provenientes del otro lado del camino. Se dio cuenta de que era un grupo de niños mayores que lo estaban señalando y riéndose de él. Ignacio sintió cómo sus ganas de cantar se desvanecían ante la vergüenza y la tristeza.
Corrió a casa y se encerró en su habitación, prometiéndose a sí mismo no volver a cantar nunca más. -¡Ignacio! ¿Qué te pasa, mi amor? -preguntó preocupada su mamá al verlo tan cabizbajo.
-Nada mamá, solo quiero estar solo -respondió Ignacio con voz temblorosa. Pero su mamá sabía que algo andaba mal. Con mucho cariño y paciencia logró sacarle la verdad a Ignacio.
Cuando supo lo ocurrido en el parque, lo abrazó con fuerza y le dijo:-Hijo mío, nunca debes dejar de hacer algo que amas por miedo al qué dirán los demás. Tú tienes un don maravilloso y debes compartirlo con el mundo sin importar lo que piensen los demás.
Las palabras de su mamá resonaron en el corazón de Ignacio quien decidió seguir adelante con sus sueños a pesar de las críticas. Con valentía salió nuevamente al parque y comenzó a cantar como nunca antes lo había hecho.
Esta vez, en lugar de sentir vergüenza o tristeza, Ignacio irradiaba felicidad y seguridad en sí mismo. Su voz resonaba por todo Villa Melodía atrayendo a vecinos y amigos quienes se reunieron para escucharlo emocionados.
Los mismos niños mayores que se habían burlado antes ahora lo miraban asombrados por la belleza de su canto. Al finalizar la canción, todos estallaron en aplausos y ovaciones para Ignacio quien sonreía radiante ante tanto apoyo y cariño.
Desde ese día, Ignacio siguió cultivando su talento musical sin importarle las opiniones negativas de otros. Se convirtió en el orgullo del pueblo y logró cumplir su sueño de convertirse en un reconocido cantante gracias a su pasión, perseverancia y amor por la música.
Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda: ¡nunca temas ser tú mismo y perseguir tus sueños!
FIN.