La historia de la Ansiana que se despidió con calma


Había una vez en un pequeño pueblo en la selva, una anciana llamada Doña Rosa. Doña Rosa era conocida por su sabiduría y su calma, siempre tenía una sonrisa amable en su rostro.

Un día, Doña Rosa decidió que era momento de partir hacia el viaje final. Con toda la calma del mundo, comenzó a prepararse para despedirse de sus seres queridos. "Queridos amigos y familia, llegó el momento de partir hacia un nuevo lugar", les dijo con tranquilidad.

Todos se sorprendieron por la calma de Doña Rosa, pero respetaron su decisión. A medida que se acercaba el momento de partir, Doña Rosa se aseguró de dar consejos y palabras de aliento a cada persona que se acercaba a despedirse.

"Recuerden siempre ser amables y pacientes, la calma es la mayor fortaleza que pueden tener", les decía con su voz suave. Las personas del pueblo se conmovieron por las palabras de Doña Rosa.

Finalmente, llegó el día en que Doña Rosa se despidió con toda la calma del mundo. Mientras sus seres queridos la acompañaban, ella cerró los ojos con serenidad y suavidad, como si estuviera entrando en un profundo sueño.

La partida de Doña Rosa dejó un vacío en el pueblo, pero también sembró semillas de calma y sabiduría en cada corazón. Las personas recordaban las palabras de Doña Rosa y las ponían en práctica en su vida diaria.

La calma y la sabiduría de Doña Rosa se convirtieron en un legado eterno que perduraría en el pueblo y en cada uno de sus habitantes.

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