La historia de María
En un pequeño pueblo rodeado de bosques frondosos, vivía una niña llamada María. Desde pequeña, María había sentido una extraña conexión con lo desconocido, y pronto descubrió que tenía habilidades que la separaban del resto de los niños.
Pero en lugar de usar sus habilidades para hacer el bien, María se dejó seducir por el lado oscuro. Pronto, se convirtió en amiga del diablo y empezó a lanzar hechizos y a practicar la brujería.
Su corazón se llenó de odio y su mirada reflejaba la oscuridad que la consumía. Con el tiempo, María se convirtió en la reina de las tinieblas, y su fiel lince, mitad lobo, se convirtió en su compañero en la oscuridad.
Juntos, sembraban el miedo y la desolación en el pueblo. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, María sabía que algo no estaba bien.
A pesar de su maldad, algo en su corazón latía con fuerza, buscando la luz y el amor que tanto había rechazado. Un día, mientras deambulaba por el bosque, María escuchó risas y cantos a lo lejos. Intrigada, se adentró en el bosque y se encontró con un grupo de niños que jugaban y reían.
Al verla, los niños no huyeron aterrorizados, sino que la miraron con curiosidad y cariño. María sintió una punzada en su corazón y una lágrima resbaló por su mejilla. En ese momento, supo que tenía que hacer un cambio.
Inspirada por la inocencia de los niños, María decidió renunciar a su reinado en las tinieblas y buscar la luz que tanto anhelaba. Con el apoyo de los niños y de su fiel lince, María emprendió un viaje hacia la redención.
Aprendió a usar sus habilidades para el bien, sanando en lugar de herir, y protegiendo en lugar de sembrar el miedo. Con el tiempo, el pueblo la perdonó y María se convirtió en una heroína, una protectora del bosque y de los más necesitados.
Su historia inspiró a muchos, recordándoles que incluso en la oscuridad más profunda, la luz siempre puede encontrar su camino.
FIN.