La historia de una adopción muy especial
Había una vez en un hermoso barrio de Buenos Aires, una perrita callejera llamada Cecilia. Ella vivía en el parque del barrio, donde todos la conocían y la querían.
Un día, mientras paseaba por el parque, Cecilia conoció a Pancho, el panadero del barrio. -¿Hola, perrita linda! ¿Estás sola? –dijo Pancho con una sonrisa. -Sí, Pancho, siempre estoy sola. No tengo un hogar ni una familia –respondió Cecilia con tristeza. -Eso no puede ser, Cecilia.
¡Te adoptaré y te cuidaré como si fueras de la familia! –exclamó Pancho emocionado. Cecilia saltó de alegría y desde ese día, dejó de ser una perrita callejera para convertirse en la consentida de Pancho.
Pasaron los días y Cecilia conoció a muchos amigos en el parque, especialmente a los niños del colegio vecino. -¡Miren, es la perrita de Pancho! ¡Es tan linda! –gritó emocionada Clara, una niña del colegio. Los niños se acercaron a Cecilia, le dieron cariño y jugaron con ella.
Cecilia se sentía como una estrella, pero algo en su mirada demostraba que aún le faltaba algo. Un día, Pancho llevó a Cecilia a la carnicería de Ramón, un hombre amable y cariñoso. -Hola, Ramón. Quiero que conozcas a Cecilia.
Es mi nueva mascota y quiero que la conozcas –dijo Pancho con una sonrisa. -¡Encantado de conocerte, Cecilia! Todas las mañanas te daré un hueso para que disfrutes. Serás como mi propia mascota –dijo Ramón emocionado.
Cecilia estaba feliz, pero había algo en su corazón que aún no estaba completo. Un día, mientras paseaba con Pancho, Cecilia vio a un grupo de perritos callejeros en el parque. -¿Qué te pasa, Cecilia? ¿Por qué estás tan triste? –preguntó Pancho preocupado.
-Pancho, me siento feliz y agradecida, pero cuando veo a esos perritos recuerdo cómo me sentía cuando estaba sola y no tenía un hogar. Quisiera ayudar a esos perritos a encontrar un hogar también –dijo Cecilia con tristeza.
Pancho la miró con amor y comprendió que Cecilia quería hacer una diferencia en la vida de otros perritos como ella. Decidieron entonces abrir un refugio para perritos callejeros, donde pudieran encontrar amor y un hogar.
Ramón se unió a la causa y juntos lograron que muchos perritos encontraran una familia. Cecilia se convirtió en la madre adoptiva de todos los perritos del refugio, enseñándoles valores como el amor, la amistad y la importancia de tener un hogar.
Desde entonces, Cecilia fue conocida como la perrita más solidaria y amorosa del barrio, demostrando que incluso los más pequeños pueden hacer grandes cambios en el mundo.
FIN.