La historia del valiente Mateo



En este laboratorio, trabajaban dos dentistas muy talentosos y apasionados por su trabajo: el Dr. Tomás y la Dra. Sofía. Un día, llegó al laboratorio un niño llamado Mateo, quien tenía miedo de ir al dentista.

Su mamá lo llevó al laboratorio para que los dentistas lo revisaran. Al ver a Mateo asustado, la Dra. Sofía se acercó a él con una sonrisa cálida y le dijo: "Hola Mateo, no tienes nada que temer aquí.

Somos tus amigos y solo queremos ayudarte a tener unos dientes sanos y fuertes". Mateo se sintió más tranquilo después de escuchar las palabras amables de la Dra. Sofía. El Dr.

Tomás revisó los dientes de Mateo cuidadosamente y descubrió que necesitaba un pequeño tratamiento para evitar una infección dental. Mateo no estaba seguro de querer hacerse el tratamiento porque todavía tenía miedo del dentista. La Dra.

Sofía entendió cómo se sentía Mateo porque ella también había tenido miedo del dentista cuando era niña. Ella decidió contarle una historia sobre cómo superó su propio miedo:"Cuando yo era chica, también tenía mucho miedo del dentista", comenzó la Dra.

Sofía "-Pero luego conocí a un dentista muy amable que me enseñó todo sobre mis dientes y cómo cuidarlos bien". "¿Y qué hiciste para superar tu miedo?" preguntó Mateo curioso. "Bueno, empecé por respirar profundo cada vez que entraba en el consultorio del dentista", respondió la Dra.

Sofía "-Luego aprendí a relajarme y pensar en cosas felices mientras me revisaban los dientes". Mateo se sintió inspirado por la historia de la Dra. Sofía y decidió seguir sus consejos. Con la ayuda del Dr.

Tomás y la Dra. Sofía, Mateo logró superar su miedo al dentista y terminó su tratamiento sin ningún problema.

Después de eso, Mateo se convirtió en un gran fan del laboratorio dental y siempre estaba emocionado de ir a sus citas regulares para mantener sus dientes sanos. La Dra. Sofía y el Dr.

Tomás estaban muy orgullosos de haber ayudado a Mateo a superar su miedo al dentista y saber que habían hecho una diferencia positiva en la vida de alguien más. Y así, gracias al cuidado amoroso del equipo del laboratorio dental, Mateo aprendió que no tenía nada que temer cuando se trataba de cuidar sus dientes.

FIN.

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