La historia que nos une


Había una vez en un pequeño pueblo, dos hermanas llamadas Emma y Pilar. Eran inseparables, compartían todo juntas, desde sus juguetes hasta sus secretos más profundos.

Sin embargo, tenían un miedo que las atormentaba todas las noches: el miedo de dormir solas en sus habitaciones. Cada noche, cuando llegaba la hora de ir a la cama, Emma y Pilar pedían a sus padres que se quedaran con ellas hasta que se quedaran dormidas.

Sus padres comprendían su temor y accedían sin dudarlo, pero sabían que debían ayudar a sus hijas a superar ese miedo para que pudieran crecer fuertes y valientes.

Una noche, mientras cenaban en familia, los padres de Emma y Pilar les contaron una historia sobre dos valientes princesas que enfrentaron sus propios temores y descubrieron la fuerza que tenían dentro de ellas. Las niñas escuchaban atentamente cada palabra, inspiradas por la historia de las princesas.

"¿Ustedes también pueden ser tan valientes como esas princesas?", preguntó su mamá con una sonrisa al finalizar la historia. Emma y Pilar se miraron entre sí con determinación en los ojos. Sabían lo que tenían que hacer.

Esa misma noche, cuando llegó la hora de ir a dormir, pidieron a sus padres que las acompañaran como siempre. "Papá, mamá... ¿podemos intentar dormir solas esta noche?", dijo Emma tímidamente.

Sus padres se sorprendieron gratamente por la petición de las niñas pero aceptaron encantados. Les dieron un beso de buenas noches y salieron de la habitación dejando a Emma y Pilar solas por primera vez. Al principio sintieron nerviosismo e inseguridad. Se abrazaron fuerte recordando la historia de las valientes princesas.

Lentamente fueron cerrando los ojos y respirando profundamente para calmarse. Pasaron unos minutos antes de que Emma rompiera el silencio:"Pili... ¿estás despierta?""Sí Emi... estoy aquí", respondió Pilar con voz temblorosa pero decidida.

Se sostuvieron mutuamente durante toda la noche cada vez que sentían miedo o ansiedad. A medida que pasaban las horas, su confianza crecía poco a poco hasta sentirse seguras en su habitación sin necesidad de tener a sus padres cerca.

Cuando salió el sol por la ventana al día siguiente, Emma y Pilar despertaron con una sensación de logro indescriptible en sus corazones.

Corrieron hacia el cuarto donde estaban sus padres para contarles emocionadas cómo habían pasado toda la noche solitas en su habitación sin ningún problema. Sus padres las felicitaron efusivamente por su valentía y les dijeron lo orgullosos que estaban de ellas.

Desde esa noche, Emma y Pilar aprendieron que podían vencer cualquier miedo si confiaban en sí mismas y se apoyaban mutuamente. Y así fue como estas dos hermanas demostraron al mundo entero lo valientes e independientes que podían llegar a ser cuando se unían como equipo para superar cualquier obstáculo juntas.

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