La Hormiga Roja en la Ciudad Azul
Había una vez, en un colorido y vibrante jardín, una hormiga roja llamada Rita. Rita había decidido que quería explorar el mundo más allá de su hogar, así que un día se armó de valor y se mudó a la ciudad de las hormigas azules. Esta ciudad era famosa por su armonía y su amor por la música, pero también había un pequeño problema: las hormigas rojas y azules no se llevaban bien.
Cuando Rita llegó a la ciudad azul, sintió que todos la miraban con desconfianza. Las hormigas azules murmuraban entre ellas:
- “¡Mirá, una hormiga roja! ¿Qué hará aquí? ”
Rita intentó sonreír, pero se sintió un poco incómoda. A pesar de eso, estaba decidida a hacer nuevos amigos:
- “Hola, soy Rita, la hormiga roja. Estoy aquí para conocer su hermosa ciudad.”
Una hormiga azul llamada Azulita se acercó y, con voz un poco fría, respondió:
- “No sabemos si en verdad eres amistosa. Las rojas son distintas a nosotras.”
Rita no se desanimó y decidió demostrar que podía ser una gran amiga. Empezó a ayudar a las hormigas azules en su trabajo diario: recolectar comida, cuidar del jardín y arreglar caminos. Pero cada intento era un desafío, ya que algunas hormigas azules seguían dudando de sus intenciones.
Un día, mientras estaban recolectando hojas, un fuerte viento sopló y arrastró una gran hoja que cubrió a un grupo de hormigas azules.
- “¡Auxilio! ” gritó una de ellas.
Rita, sin pensarlo dos veces, corrió hacia la hoja y se puso a empujarla junto a otras hormigas azules:
- “¡Ayudenme a levantarla! ”
- “¿Pero por qué ayudás si sos una hormiga roja? ” cuestionó Azulita, mientras empujaba con todas sus fuerzas.
Juntas, consiguieron sacar a las hormigas atrapadas. Al final, las hormigas azules comenzaron a ver a Rita de otra manera. Cuando todo terminó, Azulita se acercó y dijo:
- “Gracias, Rita. No pensé que podías ser tan valiente… ¡y fuerte! ”
Rita sonrió y respondió:
- “Todas podemos ser fuertes, sin importar nuestro color.”
Sin embargo, había una hormiga azul llamada Fría, que no estaba contenta con lo ocurrido. Ella estaba decidida a hacer que Rita se fuera. Así que un día decidió hablar con el consejo de las hormigas:
- “¿Por qué aceptamos a esta hormiga roja? Nunca se debe permitir que una hormiga de otro color viva aquí.”
Pero las demás hormigas, que ya habían visto el valor de Rita, se opusieron a la idea de Fría:
- “No debería importar el color. Rita nos ha hecho ayudar y ser más valientes. Es nuestra amiga.”
Fría, frustrada, ideó un plan para separarlas. Organizó una competencia de construcción de puentes con hojas, esperando que Rita fracasara y se marchara. Al principio, Rita se sentía insegura, pero al ver el entusiasmo de las hormigas azules, decidió participar.
- “¡Vamos a construir un puente que una nuestras dos comunidades! ” anunció Rita con determinación.
Las hormigas azules se miraron entre sí, algunas dudando, pero Azulita dio un paso adelante:
- “Yo te apoyaré, Rita. ¡Un puente para todos! ”
Juntas, comenzaron a trabajar, combinando sus habilidades y aprendiendo las unas de las otras. Mientras construían, Rita les enseñó a mezclar técnicas de construcción. Las hormigas azules, a su vez, le mostraron a Rita cómo hacer un hermoso diseño y decorarlo.
El gran día de la competencia llegó y, cuando el puente fue presentado, las hormigas azules y rojas se quedaron asombradas por lo que habían logrado. Fría se dio cuenta de que había subestimado el trabajo en equipo y cómo había unido a ambas comunidades:
- “Estaba equivocada. Este puente es verdaderamente hermoso. Deberíamos celebrarlo en lugar de competir.”
Al final, todos decidieron festejar y celebrar la amistad que había florecido entre las hormigas rojas y azules. A partir de ese día, Rita fue considerada una heroína y un lazo especial se formó entre ambas comunidades.
Así, Rita no solo encontró un nuevo hogar, sino que también enseñó a todos que las diferencias de color no importan cuando se actúa con valor y amistad. Y desde entonces, en la ciudad de las hormigas azules, el amor y la música se llenaron de nuevos tonos rojos, azules y muchos más.
FIN.