La Hormiga Sabia y la Ardilla Curiosa
En un frondoso bosque, donde los árboles eran tan altos como las montañas, vivía una pequeña hormiga llamada Anita. Anita era muy inteligente y disfrutaba de leer libros que encontraba en el camino. Pero había un pequeño problema: su amiga, una ardilla llamada Susi, no sabía leer.
Un día, mientras Anita hojeaba un libro bajo su árbol favorito, Susi se acercó intrigada.
"¿Qué hacés, Anita?" - preguntó Susi, moviendo su colita con curiosidad.
"Estoy leyendo una historia sobre aventuras en árboles altos", - respondió Anita, emocionada.
"¿Leer? ¿Qué es eso?" - inquirió Susi, frunciendo el ceño.
Anita miró a su amiga y tuvo una idea.
"¿Te gustaría aprender a leer? Puedo enseñarte." - ofreció la hormiga.
"¡Sí, por favor!" - exclamó Susi, brincando de alegría.
Así comenzó la lección. Todos los días, bajo el mismo árbol, Anita enseñaba a Susi las letras y cómo formar palabras.
"Mirá, esta letra es 'A' como en 'árbol'." - le decía Anita.
"¿Y la 'B'?" - preguntaba Susi, tratando de mantenerse atenta.
Sin embargo, a medida que pasaron los días, Susi se frustró.
"No puedo, Anita. Es muy difícil. ¿Para qué sirve leer, de todos modos?" - soltó, desanimada.
Anita, sin rendirse, le mostró un pequeño libro lleno de historias de aventuras.
"Si aprendés, podrás descubrir mundos nuevos, como estos personajes. Imaginate volar con ellos. ¡Es mágico!" - explicó.
"¿De verdad podré hacerlo?" - preguntó Susi, mirando con ojos brillantes.
"Claro que sí. Solo necesitás creer en vos misma." - respondió Anita.
Con renovado entusiasmo, Susi siguió practicando con la ayuda de Anita. Un día, mientras leía en voz alta, pronunció correctamente una frase completa.
"¡Lo logré!" - gritó, saltando de emoción.
"¡Sí, lo hiciste, Susi!" - celebró Anita, contagiosa de felicidad.
Pero poco después, una tormenta llegó y el viento comenzó a soplar fuerte. La hoja donde estaban leyendo voló, y Susi se asustó.
"¡No puedo! ¡No puedo seguir!" - gritó, temerosa.
"¡Calma, Susi! Lo que aprendiste es más fuerte que un viento." - le recordó Anita.
Con ese impulso, Susi recordó sus lecciones y, usando lo que había aprendido, empezó a leer en voz alta.
"C-c-come flores..." - tartamudeó, pero lo hizo.
"¡¡Susi! ! ¡Sigue! ¡Sos una lectora!" - la animó Anita.
Así, a medida que leía, el viento se calmó y la tormenta pasó. Cuando todo estuvo tranquilo, Susi sonrió.
"Gracias, Anita. ¡Pude hacerlo!" - dijo, llena de alegría.
Desde ese día, Susi siguió leyendo todos los días. Juntas, todas las historias del bosque llenaban sus corazones de nuevas aventuras. Y así, la hormiga y la ardilla se volvieron las mejores amigas y aprendieron que con esfuerzo y confianza, podían alcanzar cualquier sueño.
FIN.