La Hormiga Viajera
Era un caluroso día de primavera en el bosque de Álamo Verde. Allí vivía una hormiga llamada Ana, que pasaba sus días recolectando hojas junto a sus amigas. Pero, a diferencia de las demás hormigas, Ana soñaba con lo que había más allá de su hogar. "¿No les gustaría saber qué hay en el mundo exterior?"- preguntaba a sus amigas, mientras cargaban sus pequeñas mochilas de hojas. "¿Para qué?"- contestaba Sofía, la hormiga más cautelosa. "La vida es sencilla aquí, y lo que hay afuera puede ser peligroso"-. Pero Ana sentía que había algo más allá de su pequeño mundo que debía descubrir.
Un día, mientras recolectaba hojas, escuchó un murmullo en el aire. "¡Ayuda!"- gritaba una voz. Siguiendo el sonido, se encontró con un pequeño pájaro que había caído de su nido. "¡No te preocupes! Yo te ayudaré!"- exclamó Ana. Con mucho esfuerzo, y ayudándose con dos de sus compañeras, lograron ayudar al pajarito a volver a casa. "¡Gracias, hormigas! Ustedes son muy valientes"- dijo el pájaro. "Si alguna vez necesitan ayuda, ¡solo llámenme! Soy Pipo, el viajero del aire"- agregó alegremente.
Ana se despidió de Pipo, pero la experiencia la llenó de curiosidad. "Él vuela, y yo quiero explorar el mundo"-, pensó. Con los días, empezó a planear su viaje. Contó a sus amigas sobre su decisión. "Ana, no te vayas. Nos necesitarás cuando llegue el invierno"- le advirtió Sofía. "Pero puedo aprender mucho y volver a compartirlo con ustedes"- respondió Ana con entusiasmo.
Finalmente, un amanecer, Ana se despidió de sus amigas. "No se preocupen, volveré con muchas historias y experiencias"-. Con un pequeño mapa que había elaborado con hojas y su determinación, se adentró en el bosque.
A medida que avanzaba, se encontró con diferentes animales: un sapo que le enseñó a saltar en charcos y una mariposa que le mostró el camino por un prado lleno de flores. "A veces, lo que más tememos es lo que más nos enseña"- le dijo la mariposa. Ana estaba tan emocionada por lo que estaba aprendiendo, que se olvidó de sus miedos.
Sin embargo, un día, mientras exploraba una cueva, se encontró con una sombra grande. "¿Quién está ahí?"- preguntó Ana temblando. "Soy Terrón, el erizo"- respondió, asustando a la hormiga. Terrón estaba atrapado en un lugar, sin poder salir. "Ayúdame, por favor!"- dijo él con voz triste. Aunque estaba asustada de su apariencia, Ana lo miró y recordó lo que había aprendido en su viaje. "No puedo dejarte aquí, tenemos que encontrar una solución"- respondió Ana decidida.
Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo con otros animales que pasaron por ahí, Ana y sus amigos lograron liberar a Terrón. "Gracias, pequeña hormiga. Has sido muy valiente"- dijo el erizo. "Tus enseñanzas me han dado coraje"- le respondió Ana.
Después de múltiples aventuras, Ana decidió que era hora de volver a casa. Quería contarle a sus amigas todo lo que había aprendido durante su travesía. Al regresar, se encontró con un gran abrazo de parte de sus compañeras. "Te extrañamos, Ana!"- dijeron todas. "Les traigo muchas historias y nuevas amigas"- exclamó Ana con una sonrisa.
Ana realizó una reunión con toda la colonia y compartió todo lo que había aprendido. Las hormigas escuchaban atentas, sus ojos brillaban de emoción. "¡Mirá todo lo que hizo!"- decía Sofía, cada vez más admiradora del viaje de su amiga. "Quiero ser como vos y aventurarme también"-, agregó una hormiguita nueva.
Fue así que Ana se convirtió en la hormiga viajera, no solo por sus aventuras, sino por toda la valentía y alegría que transmitía a su colonia. Desde entonces, nunca dejaron de soñar con lo que había más allá del bosque. Las hormigas comenzaron a planear sus propias aventuras, inspiradas por la historia de Ana.
Y así, el bosque de Álamo Verde se llenó de historias de valentía, amistad y descubrimiento, gracias a una pequeña hormiga que decidió dejar su hogar para explorar. La próxima vez que un animal pidiera ayuda, todas las hormigas estarían listas para ayudarles, porque comprenderían que la verdadera aventura siempre comienza con un acto de bondad. Y así fue como Ana, la hormiga viajera, enseñó a su colonia que el mundo es vasto y lleno de sorpresas, y que lo más hermoso es descubrirlo juntas.
FIN.