La hormiga y el mapache


En lo profundo del bosque, vivía una pequeña hormiga llamada Anita. Anita era muy trabajadora y siempre se esforzaba por ayudar a los demás.

Un día, mientras Anita estaba buscando comida para su colonia, se encontró con un hambriento mapache llamado Mateo. Mateo había estado enfermo y débil, y no había podido encontrar comida. Anita, compadecida por la difícil situación de Mateo, decidió ayudarlo. - ¿Estás bien, amigo mapache? - preguntó Anita con preocupación.

- No, amiguita hormiga, me siento débil y hambriento. No he podido cazar comida por días - respondió tristemente Mateo. Anita, con su corazón generoso, decidió compartir parte de su comida con Mateo.

- Toma algo de esto, te ayudará a recuperar fuerzas - dijo Anita mientras le entregaba algo de comida. Mateo, agradecido y sorprendido por la amabilidad de Anita, se prometió a sí mismo devolverle el favor de alguna manera.

Pasaron los días y Mateo finalmente se recuperó completamente gracias a la ayuda de Anita. Un día, cuando Anita estaba recogiendo hojas para su colonia, se encontró con un grupo de lagartijas hambrientas que no tenían comida.

Recordando la generosidad de Anita, Mateo decidió llevarle algo de comida para que pudiera ayudar a las lagartijas. - Anita, aquí tienes algo de comida para ayudar a esos pequeños amigos tuyos - dijo Mateo con una sonrisa.

Anita, emocionada por el gesto de Mateo, agradeció su ayuda y juntos llevaron la comida a las lagartijas, que estaban muy agradecidas. Desde ese día, Anita y Mateo se convirtieron en amigos inseparables, trabajando juntos para ayudar a los demás animales del bosque.

Su amistad demostró que la generosidad y el apoyo mutuo pueden crear lazos inquebrantables, trascendiendo las diferencias de especies.

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