La Huida a Egipto



En un lejano pueblo llamado Belén, vivía San José junto a su esposa María y su hijo Jesús. Una tarde calurosa, San José decidió descansar a la sombra de un frondoso árbol mientras Jesús jugaba cerca de él.

"¡Papá, mira qué lindo me quedó este castillo de arena!", exclamó Jesús emocionado.

San José sonrió orgulloso y se dispuso a levantarse para ver mejor el castillo cuando de repente escuchó una voz misteriosa que le susurraba al oído:"José, debes abandonar Belén y huir a Egipto. Tu familia corre peligro". Sorprendido por la advertencia, San José se puso nervioso y no sabía qué hacer.

¿Cómo podría proteger a su familia de aquel peligro desconocido? Decidió regresar rápidamente a casa para contarle a María lo sucedido. "María, algo extraño ha pasado. He escuchado una voz que me dice que debemos huir a Egipto para proteger a Jesús", explicó San José preocupado.

María, con valentía y determinación, asintió con la cabeza y comenzaron los preparativos para emprender el viaje hacia tierras egipcias. Empacaron algunas pertenencias, comida y agua para el camino, y se despidieron tristemente de su hogar en Belén. El camino hacia Egipto no fue fácil.

Pasaron por bosques oscuros donde los animales salvajes acechaban, atravesaron ríos caudalosos con la ayuda de amables pescadores y caminaron bajo un sol inclemente que quemaba sus rostros cansados.

Jesús, sin embargo, siempre mantenía una actitud positiva y juguetona durante el viaje. Cantaba canciones alegres, recogía flores silvestres para María y hacía reír a sus padres con sus travesuras infantiles. Finalmente llegaron a Egipto sano y salvo.

Allí encontraron refugio en un pequeño pueblo donde fueron recibidos con bondad por los habitantes locales. San José pudo conseguir trabajo como carpintero para poder mantener a su familia mientras estuvieran en aquella tierra extranjera. Los días pasaban lentamente pero la familia seguía unida y fuerte frente a las adversidades.

Aprendieron sobre la cultura egipcia, hicieron nuevos amigos e incluso visitaron lugares históricos fascinantes que llenaban sus corazones de asombro.

Después de un tiempo en Egipto, otra vez San José escuchó aquella voz misteriosa que le indicaba que era seguro regresar a Belén. Con alegría en sus corazones emprendieron el viaje de vuelta hacia su hogar querido. Al llegar nuevamente a Belén fueron recibidos con júbilo por sus vecinos quienes celebraban su regreso triunfal.

Habían superado juntos todas las dificultades gracias al amor inquebrantable que los unía como familia.

Y así termina esta historia inspiradora donde San José demostró valentía al proteger a su familia ante cualquier peligro; María mostró fortaleza al apoyar incondicionalmente a su esposo; y Jesús irradiaba alegría e inocencia incluso en medio de las circunstancias más difíciles. Porque juntos, en unidad familiar, podemos enfrentar cualquier desafío que se presente en nuestro camino.

FIN.

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