La huida del parque misterioso



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, cuatro amigos llamados Yoha, Emi, Shirley y Javier. Eran inseparables y siempre estaban buscando aventuras emocionantes. Un día soleado, decidieron visitar el parque cercano para disfrutar del aire libre.

Mientras caminaban por el camino del parque, vieron a lo lejos un grupo de patos nadando en el lago. Los ojos de los niños se iluminaron de emoción al ver las hermosas aves.

- ¡Miren esos patos! Son tan bonitos - exclamó Yoha emocionada. - Sí, deberíamos acercarnos más para verlos mejor - dijo Emi con entusiasmo. Los cuatro amigos corrieron hacia el lago sin darse cuenta de que estaban alejándose cada vez más del parque.

Cuando finalmente llegaron al agua, notaron algo extraño: los patos parecían nerviosos y agitados. - ¿Qué les pasa a los patitos? Parecen asustados - preguntó Shirley preocupada. De repente, escucharon un ruido proveniente del bosque cercano.

Era un hombre alto y misterioso vestido todo de negro. Se acercaba rápidamente hacia ellos con una mirada amenazante en sus ojos. - ¡Corran! - gritó Javier asustado mientras tomaba la mano de Aixa.

Los cinco amigos comenzaron a correr desesperadamente tratando de escapar del peligro que se avecinaba. El hombre misterioso los perseguía sin descanso por el bosque oscuro y espeso. Pero no iban a rendirse tan fácilmente.

Después de correr durante un buen rato, llegaron a una pequeña cabaña en medio del bosque. Sin pensarlo dos veces, entraron y cerraron la puerta detrás de ellos. - ¡Por suerte encontramos refugio! - exclamó Yoha aliviada. Pero el hombre misterioso no se dio por vencido tan fácilmente.

Golpeó con fuerza la puerta y amenazó con entrar. Los amigos se miraron entre sí, sabiendo que tenían que encontrar una manera de escapar. En ese momento, Aixa recordó algo importante: tenía un mapa del parque en su mochila.

Rápidamente lo sacó y comenzó a estudiarlo con atención. - ¡Aquí está! Hay un camino secreto que nos llevará de vuelta al parque - dijo Aixa emocionada. Los amigos siguieron las indicaciones del mapa y salieron corriendo por el camino secreto.

Finalmente, llegaron al parque sano y salvo, lejos del peligro que los acechaba en el bosque. - ¡Lo logramos! Estamos a salvo - exclamó Emi felizmente.

Desde ese día, los cuatro amigos aprendieron la importancia de estar alerta y nunca alejarse demasiado sin tomar precauciones. También entendieron lo valiosa que era su amistad y cómo podían confiar unos en otros para superar cualquier obstáculo.

Y así, Yoha, Emi Shirley Javier Aixa continuaron explorando juntos nuevas aventuras emocionantes, pero siempre recordando la lección que aprendieron aquel día en el parque: ser cautelosos pero valientes ante cualquier peligro inesperado.

FIN.

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