La humildad de la hormiga trabajadora


Había una vez en un bosque muy lejano, una pequeña hormiga llamada Anita. Anita era una hormiguita muy humilde y trabajadora que vivía en una gran colonia junto a sus compañeras.

Ellas trabajaban incansablemente para recolectar comida y construir su hormiguero. Un día, la Reina de la colonia convocó a todas las hormigas para anunciar un importante concurso. "Hermanas hormigas, quiero que demuestren quién es la mejor recolectora de comida del bosque.

La que traiga la mayor cantidad de alimentos será recompensada con una corona de laureles y el título de 'Recolectora Real'. Todas las hormigas se emocionaron con la idea de ganar el concurso, excepto Anita. Ella no estaba interesada en la fama ni en el reconocimiento.

"No necesito una corona para sentirme orgullosa", pensó en voz baja. A pesar de eso, decidió participar para divertirse y ayudar a su colonia. Durante días, las hormigas buscaron comida por todo el bosque.

Anita trabajaba con humildad y sin alardear de sus logros, mientras que otras hormigas presumían de sus hallazgos. Finalmente, llegó el día de la premiación. La Reina examinó cuidadosamente la recolección de cada hormiga y, para sorpresa de todos, declaró a Anita como la ganadora.

"Anita ha demostrado ser la más humilde y trabajadora de todas. Su contribución desinteresada es un ejemplo para nuestra colonia", dijo la Reina.

Anita, emocionada y sorprendida, recibió su corona de laureles, pero en lugar de lucirla, se la colocó en la cabeza de la Reina como gesto de respeto. Desde ese día, Anita se convirtió en un modelo a seguir para las demás hormigas, enseñándoles el valor de la humildad y el trabajo en equipo.

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