La identidad de Jonás



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, dos gemelos muy distintos entre sí: Tom y Jonás.

Tom era idéntico a su padre, con un gran bigote y siempre fumando puros, mientras que Jonás era todo lo contrario, sin bigote y muy amable con todos. Un día, de manera inesperada, Tom falleció dejando a toda la familia sumida en la tristeza.

Jonás, sintiéndose perdido y sin saber qué hacer al ver a su madre tan afligida por la pérdida de su hermano gemelo, tomó una decisión impulsiva.

Decidió tomar el lugar de Tom sin decirle a nadie, actuando de forma arrogante como él solía ser y fumando puros para intentar llenar el vacío que había dejado su hermano. Al principio, los vecinos notaron el cambio en —"Tom" . Su actitud había cambiado drásticamente; ya no era amable ni servicial como solía ser. "-¿Qué te pasa últimamente? Pareces otra persona", le decían sus amigos preocupados.

Pero Jonás seguía adelante con su farsa, pensando que así podría ayudar a su madre a superar la pérdida.

Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, Jonás empezó a darse cuenta de que actuar como alguien que no era realmente no lo hacía sentirse mejor. Por más que intentara imitar a Tom en todo sentido, seguía sintiendo un gran vacío en su corazón.

Una tarde soleada, mientras caminaba por el parque donde solían jugar de niños junto a Tom, Jonás se sentó en un banco y reflexionó sobre todo lo ocurrido. Recordó cómo solían reír juntos y compartir momentos especiales; cómo se apoyaban mutuamente y se cuidaban el uno al otro.

Fue entonces cuando comprendió que la mejor manera de honrar la memoria de su hermano no era tratando de ser él, sino siendo fiel a sí mismo. Decidió quitarse el bigote postizo que llevaba para parecerse más a Tom y tirar los puros lejos.

Esa misma noche, durante la cena familiar, Jonás finalmente confesó la verdad sobre quién era en realidad. Explicó cómo había actuado por miedo a perder el cariño de su madre después de la muerte de Tom.

Para sorpresa de Jonás, su madre lo abrazó con fuerza y le dijo: "-No importa quién seas o cómo te veas físicamente; eres mi hijo amado y siempre estaré aquí para ti".

Desde ese día en adelante, Jonás decidió vivir siguiendo las enseñanzas positivas que había aprendido junto a Tom: ser amable con los demás, ayudar al prójimo y valorar cada momento con sus seres queridos.

Y así fue como Jonás encontró la verdadera paz interior al aceptarse tal como era y recordando siempre el amor incondicional que compartió con su hermano gemelo.

FIN.

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