La iguana curiosa


Había una vez dos hermanos llamados Francisco y su hermana María, a quienes les encantaba pasar tiempo en la finca de su abuelo. Allí jugaban, corrían por los campos y disfrutaban de la naturaleza.

Un día, mientras exploraban un pequeño bosque cercano a la finca, se encontraron con una iguana enorme que caminaba lentamente entre los árboles. Francisco y María se detuvieron sorprendidos al ver a este curioso reptil.

- ¡Mira qué grande es esa iguana! -exclamó María emocionada. - Sí, es increíble. Deberíamos intentar atraparla -respondió Francisco con entusiasmo. Los dos hermanos comenzaron a seguir a la iguana, tratando de acercarse sigilosamente para capturarla.

Sin embargo, cada vez que se acercaban un poco más, la iguana se alejaba rápidamente con movimientos ágiles y elegantes. Pasaron horas persiguiendo a la iguana sin éxito. Estaban exhaustos y frustrados por no poder atraparla.

Fue entonces cuando decidieron sentarse bajo un árbol para descansar y reflexionar sobre lo ocurrido. - Creo que estamos cometiendo un error al tratar de atraparla así como así -dijo María pensativa. - Tienes razón. Tal vez deberíamos intentar acercarnos de otra manera, con paciencia y respeto hacia ella -respondió Francisco reflexivamente.

Decidieron cambiar su enfoque y comenzaron a observar el comportamiento de la iguana desde lejos, sin intentar atraparla. Se dieron cuenta de lo hermosa e interesante que era en su hábitat natural.

Poco a poco, la iguana empezó a mostrar curiosidad por los dos hermanos que ahora solo la observaban con admiración. Se acercó lentamente hasta quedar frente a ellos, permitiéndoles apreciar sus brillantes ojos y escamas coloridas.

- ¡Es asombrosa! Nunca habíamos visto algo así antes -exclamó María maravillada. - Sí, es increíble cómo podemos aprender tanto simplemente observando y respetando a los animales en su entorno natural -dijo Francisco con una sonrisa.

Desde ese día, Francisco y María visitaron regularmente el bosque para encontrarse con su amiga iguana. Aprendieron a valorar la importancia de respetar a todas las criaturas vivientes y disfrutaron de momentos únicos junto a ella en armonía con la naturaleza.

Y así, gracias a aquella experiencia especial, los dos hermanos comprendieron que no siempre es necesario atrapar o poseer algo para apreciarlo verdaderamente; basta con observarlo con amor y respeto para descubrir toda su belleza interior.

Dirección del Cuentito copiada!