La improvisación de Malena


. Cada tarde, después de la escuela, se reunían en el jardín de la casa de las hermanas para jugar y divertirse. Un día, mientras jugaban con sus muñecas, Constanza tuvo una idea emocionante.

"¿Qué tal si hacemos una obra de teatro con nuestras muñecas? Podríamos hacer los trajes y decorar el escenario". Las demás chicas estuvieron encantadas con la idea y rápidamente comenzaron a planear todo.

Durante los siguientes días, trabajaron arduamente haciendo los trajes y preparando el escenario para su gran presentación. Finalmente llegó el día del espectáculo. Los padres de las niñas se sentaron en primera fila y las miraron con orgullo mientras ellas actuaban con sus muñecas.

Sin embargo, durante la presentación hubo un pequeño problema: Malena olvidó su parte del diálogo. En lugar de ponerse nerviosa o llorar como lo habría hecho antes, Malena improvisó su línea y continuó actuando como si nada hubiera pasado.

Las otras chicas quedaron impresionadas por su habilidad para adaptarse a la situación. Después del espectáculo, Guillermina felicitó a Malena por ser tan valiente y creativa cuando cometió un error. "Eso es algo que todos podemos aprender", dijo ella.

Desde ese día en adelante, las chicas comenzaron a practicar improvisación en sus juegos regulares. Descubrieron que al no tener miedo a equivocarse o cometer errores podían ser más creativas e inventivas en sus juegos.

Al final del verano, las chicas organizaron otro espectáculo pero esta vez sin guión. En lugar de seguir un diálogo, cada una improvisó su parte. Fue el mejor espectáculo que habían hecho hasta ahora y todos quedaron impresionados.

Las chicas aprendieron que no hay nada malo en equivocarse, sino que es una oportunidad para ser creativos y aprender cosas nuevas. Desde entonces, siguieron jugando juntas y disfrutando de la libertad de crear sus propias historias sin temor a cometer errores.

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