La increíble aventura de la Hamburguesa Hilaria
Había una vez en un restaurante alegre y colorido, una hamburguesa muy especial llamada Hilaria. Hilaria no era una hamburguesa común y corriente, ¡no, señor! Ella tenía poderes mágicos que le permitían hablar y moverse.
Un día, Hilaria decidió irse de aventuras y descubrir el mundo. Así que, con un salto audaz, se lanzó desde el mostrador y emprendió su viaje. En su camino, Hilaria conoció a Tomás, un niño muy curioso que decidió llevarla a pasear.
Juntos, se adentraron en el misterioso mundo del cuerpo humano. En su recorrido, Hilaria pasó por la boca, donde los dientes la masticaron y la saliva comenzó a descomponerla. - ¡Vaya, qué delicioso viaje! - exclamó Hilaria, mientras seguía su travesía.
Luego, descendió por el esófago, una especie de tobogán que la llevó al estómago. - Aquí me siento un poco apretada, ¡pero qué divertido es! - gritó la valiente hamburguesa.
En el estómago, Hilaria se mezcló con jugos gástricos que la descompusieron aún más. Sin embargo, Hilaria siguió su camino y llegó al intestino delgado. Allí, los nutrientes de la hamburguesa fueron absorbidos por el cuerpo de Tomás. - ¡Qué emocionante es aprender sobre el cuerpo humano! - exclamó Hilaria.
Finalmente, la hamburguesa viajó al intestino grueso, donde el agua fue absorbida y los residuos se prepararon para ser eliminados.
Tras haber recorrido todo el aparato digestivo, Hilaria salió a paso ligero y se despidió de Tomás, quien aprendió mucho gracias a su fantástica travesía. Desde ese día, Hilaria no solo fue una hamburguesa deliciosa, sino también una gran maestra que enseñaba sobre el proceso digestivo.
Y así, la Hamburguesa Hilaria continuó su viaje, llevando consigo el recuerdo de su increíble aventura educativa.
FIN.