La increíble visita de Ricitos de Oro


Había una vez, en un bosque encantado, una familia de osos que vivía en una acogedora cabaña. Un día, la osita Ricitos de Oro decidió aventurarse en el bosque mientras sus papás osos fueron a buscar miel. Ricitos de Oro caminaba y caminaba, hasta que se topó con una linda casita. Después de llamar varias veces a la puerta y al no obtener respuesta, decidió entrar.

- ¡Qué linda casita! - exclamó Ricitos de Oro al ver la mesa con tres platos de sopa. Probó la sopa del plato grande, pero estaba demasiado salada. Luego probó la del plato mediano, pero estaba demasiado dulce. Finalmente, probó la sopa del plato chico y estaba ¡perfecta!

Después de la sopa, Ricitos de Oro se sentó en las sillas y probó cada una. La silla grande era muy dura, la mediana era muy suave, ¡pero la silla chica era perfecta! Tan cómoda era, que se quedó dormida.

Mientras tanto, los dueños de la casa, la familia Conejo, regresaron y encontraron a Ricitos de Oro durmiendo en la silla chica. Al despertar, Ricitos de Oro se asustó al ver a la familia Conejo parada frente a ella. Para su sorpresa, la familia Conejo no se enojó. En cambio, le ofrecieron compartir un delicioso pastel de zanahoria. Todos disfrutaron el pastel y se convirtieron en buenos amigos. Ricitos de Oro aprendió que no hay que entrar a casas ajenas, pero a veces las cosas pueden sorprendernos de la mejor manera.

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