La invisibilidad de Sofía
Había una vez una chica llamada Sofía, que era invisible para su familia. No es que fuera invisible en realidad, sino que sus padres y hermanos siempre estaban tan ocupados con sus propias cosas que apenas le prestaban atención.
Sofía se sentía sola y triste, pero encontraba consuelo en sus dos mejores amigas: Ana y Martina. Juntas, las tres chicas vivían aventuras increíbles e inolvidables.
Pero un día, Ana y Martina anunciaron a Sofía que se mudarían a otra ciudad. Sofía sintió que el mundo se derrumbaba ante ella. ¿Cómo iba a hacer sin sus amigas? Además, estaba enamorada de Tomás, un chico del colegio al que nunca había tenido el coraje de hablarle.
Los días pasaron lentamente para Sofía. Se levantaba cada mañana para ir al colegio donde nadie la notaba y regresaba a casa para pasar las tardes sola en su habitación. Hasta que un día decidió hacer algo diferente.
"Mamá, ¿puedo apuntarme a clases de baile?"- preguntó Sofía con timidez. "¿Clases de baile? ¡Pero si nunca has mostrado interés por eso!"- respondió sorprendida su madre.
Pero Sofía no quería dejar pasar la oportunidad de hacer algo nuevo y conocer gente nueva. Y así fue como comenzó sus clases de baile. Al principio fue difícil para ella porque era muy tímida y no conocía a nadie allí.
Pero poco a poco fue haciendo amigos nuevos e incluso empezó a hablar con Tomás durante los ensayos. Un día después de clase, Tomás se acercó a Sofía y le preguntó si quería ir al cine con él. Sofía estaba tan emocionada que apenas podía hablar.
"Sí, me encantaría"- respondió ella sonriendo. La cita fue maravillosa y Tomás resultó ser un chico divertido e interesante. A partir de ese día, comenzaron a salir juntos regularmente.
Pero la felicidad de Sofía no duró mucho tiempo porque poco después descubrió que Tomás estaba enamorado de Ana, su amiga que se había mudado. Sofía sintió una gran tristeza en su corazón, pero decidió no rendirse.
Recordando las palabras de su profesora de baile: "El éxito es aprender a levantarse cada vez que te caes", decidió seguir adelante con su vida. Sofía continuó asistiendo a sus clases de baile y haciendo nuevos amigos. Descubrió que tenía talento para el baile y empezó a sentirse segura de sí misma.
Y aunque nunca olvidará su amor por Tomás, aprendió que hay cosas más importantes en la vida que tener un novio. Un día mientras caminaba por la calle, vio a Ana y Martina regresando a casa.
Corrió hacia ellas gritando emocionada y abrazándolas fuerte. "¡Nunca imaginé lo mucho que las extrañé!"- dijo Sofía llorando de alegría. Las tres amigas volvieron juntas al colegio donde todo había comenzado y siguieron viviendo aventuras increíbles e inolvidables.
Pero esta vez, Sofía ya no era invisible para nadie porque había aprendido el valor del amor propio y la amistad verdadera.
FIN.