La Isla de los Animales Valientes
En una remota isla rodeada de un océano brillante, vivían varios animales que nunca se habían querido demasiado. Entre ellos había un loro llamado Lucho, un tigre llamado Tito, una tortuga llamada Tina y una rana llamada Rocco. Cada uno tenía su propio territorio y rara vez interactuaban, hasta que un día, un misterioso ruido se escuchó por toda la isla.
-¿Qué fue eso? -preguntó Lucho, revoloteando nervioso sobre un árbol.
-¡No lo sé! -respondió Tito, mostrando sus afiladas garras, mientras se preparaba para asustar a cualquiera que se acercara.
-Quizás sea un enemigo, tenemos que estar preparados para pelear -dijo Rocco, mientras saltaba de una roca a otra, mirando a su alrededor.
Tina, la tortuga, que siempre fue más pacífica, respondió con calma:
-¡Espera! No podemos pelear entre nosotros sin saber qué está pasando. Tal vez debamos unir fuerzas en lugar de pelearnos entre nosotros.
Los animales lo pensaron y decidieron seguir el sonido misterioso. Al llegar a una clara del bosque, encontraron un enorme árbol caído. En su interior había un pequeño grupo de animales atrapados, un grupo diverso que incluía un conejo asustado, una ardilla apremiante y un pequeño ciervo.
-¡Ayuda! -gritó el ciervo. -¡No podemos salir de aquí!
-¡No se preocupen! -gritó Tito. -Usaremos nuestra fuerza para levantar el árbol.
-Pero el árbol es demasiado pesado -dijo Lucho, sintiendo que no podían hacer nada solos.
-¡No, debemos trabajar juntos! -insistió Tina. -Yo puedo empujar con mi caparazón, mientras ustedes levantan. ¡Así que, a contar hasta tres y todos empujamos!
Los animales se reunieron alrededor del árbol.
-¡Uno, dos, tres! -gritaron todos juntos.
Y con un gran esfuerzo y trabajo en equipo, lograron mover el árbol lo suficiente como para liberar a los animales atrapados.
-¡Gracias, amigos! -exclamó la ardilla, mientras saltaba felizmente.
Desde ese día, los animales de la isla comprendieron que ser amigos y colaborar era mucho más fuerte que pelear unos contra otros. Así que organizaron un gran festival para celebrar su nueva amistad.
Lucho, Tito, Tina y Rocco trabajaron juntos para preparar juegos y actividades. Organizaron carreras, juegos de escondidas y una gran competencia de saltos.
-Todas las peleas son cosa del pasado, ¿no creen? -bromeó Rocco mientras saltaba alto.
-¡Sí! -contestaron Tito y Lucho al unísono.
Y la unión que encontraron no solo salvó a los animales atrapados, sino que también creó un lazo tan fuerte entre ellos que la isla nunca volvió a ser la misma. Desde entonces, cada año celebraban el Día de la Amistad, recordando siempre que el trabajo en equipo hace las cosas más fáciles y divertidas.
A través de un juego de unión en la isla, los animales aprendieron que la amistad y la colaboración son más poderosas que cualquier pelea. Y así, vivieron felices en su pequeña isla, siempre listos para ayudar a los demás.
FIN.