La Isla de los Miedos
Érase una vez un hada llamada Lila y un sapo llamado Tito que vivían en una remota isla llena de palmeras y cocos. Aunque la isla era hermosa durante el día, cada noche se llenaba de ruidos extraños que ponían nerviosos a Lila y a Tito.
"¡Tito!" - decía Lila temblando "¿Escuchaste eso?"
"Sí, Lila. Suena a un monstruo... ¡Estoy seguro de que es un monstruo!" - respondía Tito con su voz temerosa.
Cada vez que caía la noche, la pareja se refugiaba en una cueva para evitar a los animales que los asustaban. Pero un día, mientras miraban al horizonte, una luz brillante les llamó la atención. Era un barco que se acercaba a la isla.
"¡Mirá!" - exclamó Lila señalando el barco "¡Es nuestra oportunidad! ¡Podemos salir de aquí!"
"¿Y si los animales nos atrapan antes de llegar al barco?" - preguntó Tito con preocupación.
Pero Lila sonrió y le dijo:
"No podemos dejarnos llevar por el miedo, Tito. Debemos ser valientes. ¡Vamos!"
Así, armados de valor y determinación, decidieron salir de la cueva y cruzar la playa hacia el barco. Pero a medida que avanzaban, se encontraron con varios animales a los que temían. Un loro gritón, un erizo espinoso y hasta un pequeño jabalí los miraban con curiosidad.
"¡Ay!" - gritó Tito al ver al jabalí. "¡Es enorme!"
"No temas, Tito. Tal vez no quiera hacernos daño" - le respondió Lila.
Al acercarse, el jabalí, en lugar de asustarlos, les dijo:
"¿Adónde van tan apurados?"
"¡A escapar de esta isla!" - respondió Lila.
"¡Yo no soy peligroso! Puedo ayudarles a llegar al barco. ¡Monten en mi lomo!" - ofreció el jabalí.
Sorprendidos, Lila y Tito aceptaron la ayuda y se subieron al lomo del jabalí. Mientras cruzaban la isla, encontraron con otros animales, como la tortuga que les habló sobre la importancia de no juzgar a los demás sin conocerlos.
"A veces, lo que parece aterrador no lo es tanto, si te tomás el tiempo de conocerlo" - dijo la tortuga con voz pausada.
"Es verdad, nunca pensé que un jabalí pudiera ser tan amable" - reflexionó Tito.
Finalmente, llegaron a la playa en cuestión de minutos. El barco ya estaba anclado y estaba llamado por el sonido de una melodía alegre. Lila y Tito saltaron del jabalí y corrieron hacia el barco. Pero antes de irse, Lila giró hacia todos los animales.
"¡Gracias por ayudarme a cambiar mi perspectiva! Nunca más tendré miedo de lo desconocido."
"Ni yo" - agregó Tito mientras saludaba al jabalí. "¡Fue una gran aventura!"
Así, el barco se alejó mientras Lila y Tito sonreían, sabiendo que habían aprendido a enfrentar sus miedos y la verdadera amistad puede encontrarse en los lugares más inesperados.
A partir de ese día, nunca olvidaron la lección de la isla: "El miedo se combate con conocimiento y amistad".
FIN.