La jirafa sabia



Vaca y sus amigos estaban muy emocionados porque ese día era el gran torneo de póker en su casino. Habían trabajado duro para preparar todo y esperaban que fuera un éxito.

Mientras tanto, una jirafa llamada Giselle caminaba por la calle principal del pueblo. Era muy alta y siempre tenía que tener cuidado de no golpear su cabeza contra las ramas de los árboles.

De repente, vio el cartel del casino de Vaca y decidió entrar a ver qué había adentro. Al entrar al casino, Giselle se sorprendió por lo lujoso que era el lugar. Se acercó a una máquina tragamonedas y sin querer presionó todos los botones con sus pesuñas largas y temblorosas.

La máquina empezó a sonar fuerte mientras mostraba luces parpadeantes. "¡Oh no! ¿Qué hice?" exclamó Giselle asustada. Vaca corrió hacia la máquina para ver qué estaba pasando.

Cuando llegó, vio que la jirafa había ganado un premio enorme gracias a su error. "¡Felicitaciones! ¡Has ganado el gran premio!" dijo Vaca emocionado. Giselle estaba feliz pero también confundida. No entendía cómo había ganado tanto dinero cuando solo había presionado algunos botones por accidente.

Vaca le explicó pacientemente cómo funcionaban las máquinas tragamonedas y cómo ella había tenido mucha suerte esa vez. También le ofreció un tour por todo el casino para mostrarle los diferentes juegos que tenían disponibles.

Durante el recorrido, Giselle se dio cuenta de algo importante: aunque ella no sabía mucho sobre los juegos de azar, había visto a muchas personas gastando todo su dinero en ellos. Se sintió triste por ellas y decidió que no quería ser como esas personas.

Le contó a Vaca lo que sentía y él le dijo que era una decisión muy sabia. Le explicó que el juego puede ser divertido si se juega con responsabilidad, pero que también puede ser peligroso si se convierte en una adicción.

Giselle se fue del casino esa noche con un gran premio en su bolsillo, pero también con un nuevo conocimiento y una nueva perspectiva sobre los juegos de azar.

A partir de ese día, decidió usar su dinero para cosas más importantes como ayudar a otros animales necesitados. Desde ese día en adelante, Giselle visitaba el casino de Vaca solo para ver a sus amigos y disfrutar del ambiente sin arriesgar su dinero.

Y así aprendió la lección valiosa de que el juego puede ser divertido siempre y cuando se juegue responsablemente.

FIN.

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