La Jirafa Secretaria
En la colorida y bulliciosa ciudad de Animópolis, vivía una jirafa llamada Juana. Juana era conocida por su amabilidad y su gran capacidad para ayudar a sus amigos. Un día, su amigo el león Ramón le ofreció un trabajo en la oficina de su empresa, 'La Selva Organizada', que manejaba toda la documentación de los animales del bosque. Juana estaba emocionadísima por la oportunidad, pero había un pequeño problema: ¡era muy alta!
Al llegar a la oficina, se dio cuenta de que el escritorio era bastante bajo y, para poder trabajar sin problemas, tuvo que arrodillarse.
"Hola, Juana. ¡Qué bueno verte!", le dijo Ramón.
"¡Hola, Ramón! Gracias por la oportunidad, estoy muy emocionada", respondió Juana mientras se acomodaba en el suelo.
Día tras día, Juana se cansaba de trabajar arrodillada. A veces, sus rodillas le dolían, y un día mientras organizaba unos documentos, se dio cuenta de cuánto le costaba mantenerse cómoda. Juana pensaba que si no encontraba una solución, no podría continuar en su trabajo.
Un día, mientras pensaba en una solución, pasó por allí Tina, la tortuga que siempre lo veía todo desde su tranquilidad.
"Juana, ¿qué te pasa?", le preguntó Tina al notar que la jirafa parecía triste.
"Es que tengo que trabajar arrodillada y me duele mucho", respondió Juana.
Tina, con su sabiduría natural, pensó durante un momento.
"¿Por qué no hablas con Ramón sobre cómo te sientes?", sugirió.
Juana dudaba, pero sabía que su amiga tenía razón. Entonces, decidió hablar con Ramón.
"Ramón, me gustaría hablar con vos sobre mi puesto", dijo Juana nerviosa.
"¡Por supuesto, Juana! ¿Qué te preocupa?", preguntó el león.
"Es que tengo que trabajar arrodillada y me duele un poco. Me encanta el trabajo, pero me gustaría encontrar una solución para que pueda hacerlo de pie", admitió Juana.
Ramón pensó por un momento.
"Tenés razón, Juana. Es injusto que tengas que esforzarte así. A partir de mañana, podemos usar la mesa más alta y acomodarla especialmente para vos. Además, hablaré con los otros animales para que te ayuden a ajustar el espacio de trabajo", dijo Ramón con una sonrisa.
Juana se sintió mucho mejor. A la mañana siguiente, la mesa ya estaba ajustada. Había sido un poco desafiante para los otros animales, pero estaban felices de ayudar a su amiga.
"¡Ahora puedo trabajar sin dolor!", exclamó Juana mientras se acomodaba en su silla.
Los días pasaron y Juana se convirtió en la mejor secretaria de Animópolis. Además, no sólo se dedicaba a organizar documentos, sino que también ayudaba a sus compañeros a aprender a trabajar juntos, y organizó un pequeño taller sobre cómo hacer el ambiente laboral más cómodo para todos.
Un día, la lechuza Sofía, que era la jefa de todos, decidió visitar la oficina. Al ver lo bien que trabajaba Juana y cómo cada uno de los animales había encontrado una forma de colaborar, le dijo:
"Juana, estoy muy impresionada por lo que has logrado aquí. Has enseñado a todos que la colaboración y la comunicación son esenciales en cualquier lugar de trabajo. ¡Me encantaría que compartas tus ideas en la Conferencia del Bosque!", dijo Sofía con admiración.
Juana sintió una mezcla de orgullo y sorpresa.
"¡Claro que sí!", respondió entusiasmada. "Estaré muy feliz de compartir lo que hemos logrado juntos."
Cuando llegó el día de la conferencia, Juana subió al escenario. Miró a todos los animales que estaban allí y les sonrió. Empezó a contarles su historia y cómo a veces es necesario hablar cuando enfrentamos un desafío. Todos, desde la pequeña ardilla hasta el poderoso elefante, escuchaban atentos.
"Nunca debemos sentir miedo de hablar sobre nuestras necesidades. Todos somos diferentes y eso es lo que nos hace especiales. Juntos podemos crear un lugar donde todos nos sintamos cómodos."
FIN.