La Jirafa Sin Manchas



Cuentan que hace mucho tiempo, había una jirafa llamada Lila que vivía en una hermosa sabana. Lila era especial, pero no por sus grandes patas o su largo cuello, sino porque no tenía ninguna mancha en su piel. Mientras que todas sus amigas jirafas estaban adornadas con manchas marrones y naranjas, Lila era completamente marrón claro.

Un día, mientras Lila estaba disfrutando de su almuerzo, un grupo de conejitos pasó saltando cerca de su charco favorito.

"¡Mirá! ¡Lila! ¡A ver si podés alcanzarnos!" - gritó uno de los conejitos, mientras saltaban por el barro.

Lila, divertida, decidió unirse al juego. Pero mientras corría detrás de los conejitos, uno de ellos saltó y la salpicó con un montón de barro.

"¡Oh! ¡Qué divertido!" - rió Lila.

Cuando el sol empezó a ponerse, Lila se acercó a un estanque para admirar su reflejo. Al mirar al agua, se dio cuenta de que ahora tenía manchas de barro en su lomo.

"¡Mirá, las manchas son divertidas!" - exclamó.

Esa noche, mientras Lila dormía, un grupo de elefantes se acercó al estanque.

"¿Qué te pasó, Lila?" - preguntó uno de los elefantes, asombrado por las nuevas manchas.

"Me divertí mucho con los conejitos y ahora tengo barro en mi piel. ¡Mirá cuán genial me veo!" - respondió Lila emocionada.

Los elefantes, curiosos, decidieron probarlo también. Así que saltaron al charco y pronto todos tenían manchas de barro por todas partes.

"Esto es fantástico, Lila, deberíamos hacer esto más a menudo" - acotó un elefante mientras se reía.

Al día siguiente, Lila ya no se sentía sola por no tener manchas. De hecho, estaba emocionada de ser diferente, y se dio cuenta de que las manchas de barro les habían contado una historia sobre su día divertido con sus amigos. Así que decidió que cada vez que jugara y se ensuciara, se pintaría todavía más.

Con el tiempo, el barro se secó y las manchas desaparecieron, pero a Lila ya no le importaba. Ella había descubierto que su verdadera belleza radicaba en su personalidad, en cómo se sentía al jugar y hacer amigos. Lila empezó a organizar juegos y aventuras con sus amigos, creando manchas de barro con cada salto y sonriendo a cada momento.

Más tarde, Lila se convertía en la jirafa más popular de la sabana, y todos querían jugar con ella. Con el correr de los días, Lila se dio cuenta de que, aunque no tuviera manchas permanentes, su espíritu y su alegría eran las que realmente la hacían especial.

El tiempo pasó, y un día, mientras todas las jirafas se reunían al atardecer, una de ellas dijo:

"Lila, ¿por qué no tienes manchas como nosotras?"

La jirafa se giró hacia sus amigas con una gran sonrisa y respondió:

"Porque yo elijo ser feliz y aprovechar cada día como una aventura. ¡Mis manchas están en mi corazón!"

Desde entonces, Lila inspiró a todos los animales de la sabana, y todos aprendieron que, más allá de cómo lucían, lo más importante era disfrutar de la vida y la amistad.

FIN.

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