La Jirafa Soñadora



Un día soleado en el zoológico, todos los animales disfrutaban de la calidez del sol. Sin embargo, la jirafa Lila, la más alta de todas, se sentía un poco diferente. Aunque parecía que todo estaba perfecto, Lila tenía un pequeño problema: no podía alcanzar sus hojas favoritas en la parte más alta de los árboles porque se sentía un poco cansada.

"¡Oh, Lila! ¿Por qué no vienes a jugar?" - le dijo el mono Tito, colgado de una rama.

"No puedo, Tito. Me siento un poco débil. No puedo alcanzar mi comida y tengo hambre" - respondió Lila, con un susurro.

Los otros animales se reunieron alrededor de Lila, preocupados por su estado. La elefanta Eleonora se acercó lentamente.

"¿Te gustaría que te ayudemos a conseguir tus hojas?" - ofreció con amabilidad.

"Sí, por favor, me gustaría mucho" - dijo Lila, mientras miraba a su alrededor, sintiéndose un poco triste.

Los animales comenzaron a idear un plan. El loro Pablo tuvo una brillante idea.

"¿Y si Tito se sube a mi espalda y llega hasta lo más alto de los árboles para conseguir las hojas?" - sugirió.

"¡Gran idea, Pablo!" - exclamó Eleonora.

Así que Tito se subió al loro y, con un gran vuelo, llegó a las copas de los árboles, donde recogió las hojas más verdes y frescas.

Pero mientras Tito estaba recogiendo las hojas, se dio cuenta de que algo extraño estaba pasando. Al mirar hacia abajo, vio un gran símbolo en el suelo formado por un grupo de niños.

"¡Lila, mira esto!" - gritó Tito.

Todos miraron hacia abajo y vieron a un grupo de niños haciendo un dibujo enorme de Lila en la tierra.

"¡Ellos te quieren, Lila!" - dijo Pablo. "Están dibujando un retrato de ti porque te adoran".

Lila sonrió, sintiéndose especial. Pero todavía tenía que resolver su problema. Entonces, las ideas comenzaron a generar más ideas.

"¿Y si hacemos una cadena humana con todos los animales?" - propuso el hipopótamo Hugo.

Así que todos los animales se alinearon y formaron una cadena, cada uno levantando a otro para que Lila pudiera alcanzar las hojas.

Lila, emocionada, miró hacia arriba mientras todos se esforzaban juntos. Finalmente, llegó al último grupo de hojas que tanto anhelaba.

"¡Lo logré! ¡Lo logré!" - gritó Lila emocionada mientras degustaba las hojas frescas.

Pero justo en ese momento, Lila se dio cuenta de algo más importante. El cansancio que había sentido no era sólo por la falta de comida, sino también por la falta de juego y compañía.

"Chicos, gracias por ayudarme. Pero lo más valioso que he recibido hoy es su amistad. Estoy lista para jugar y compartir todo lo que tengo con ustedes".

Así, Lila aprendió que, a veces, no es solo la comida que necesitamos, sino también la compañía y el amor de nuestros amigos. Desde ese día, todos los animales se unieron en juegos y risas, y Lila nunca más se sintió sola ni débil.

Y así, el zoológico se llenó de risas y alegría, enseñando a todos que compartir y cuidar de los amigos es el mejor remedio que existe para cualquier problema.

FIN.

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