La joven que aprendió a valorar la naturaleza


Había una vez una joven llamada Sami que vivía en las afueras de un pequeño pueblo en las montañas de Argentina.

Sami pasaba la mayor parte de su tiempo frente a la computadora y no le interesaba nada relacionado con la naturaleza. Su abuela, una mujer sabia y amorosa, intentaba enseñarle la importancia de cuidar y valorar el entorno natural, pero Sami siempre encontraba excusas para no prestar atención.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Sami se encontró con un majestuoso cóndor, quien le habló con voz suave y le explicó lo maravillosa que era la naturaleza y cómo todo estaba interconectado. Sami, sorprendida por la aparición del cóndor, decidió escuchar lo que este tenía para contarle.

Entonces, el cóndor le mostró la belleza de los árboles, la importancia de las flores y la tranquila melodía de los arroyos. Sami se emocionó al descubrir lo que se estaba perdiendo y decidió comenzar a prestar más atención al mundo natural.

A partir de ese día, Sami cambió sus hábitos. Pasaba menos tiempo frente a la computadora y más tiempo al aire libre. Comenzó a apreciar la frescura del aire, la diversidad de las aves y la tranquilidad de las montañas.

Con el paso del tiempo, Sami se convirtió en una verdadera defensora de la naturaleza, enseñando a otros la importancia de cuidar el medio ambiente.

La abuela de Sami, llena de alegría al ver la transformación de su nieta, le regaló un pequeño huerto para que Sami pudiera seguir conectada con la tierra. Desde entonces, Sami y el cóndor se volvieron amigos inseparables, recorriendo juntos los increíbles paisajes de la región y cuidando la naturaleza.

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