La Joya del Entendimiento
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos amigos llamados Juanito y Pedrito. Ambos eran muy curiosos y siempre estaban dispuestos a aprender cosas nuevas.
Un día, mientras caminaban por el bosque, encontraron un libro mágico que parecía tener poderes especiales. Al abrirlo, una nube de polvo brillante salió volando y se transformó en un hada llamada Clarita.
- ¡Hola chicos! Soy el hada Clarita y he venido para enseñarles algo muy importante -dijo el hada con una sonrisa-. Veo que ustedes dos son amigos inseparables, pero también veo que tienen problemas para comunicarse correctamente. Su peor error es que no escuchan para entender, sino que escuchan para contestar.
Juanito y Pedrito se miraron sorprendidos. No sabían cómo había descubierto su problema tan fácilmente. - ¿Cómo puedes ayudarnos con eso? -preguntó Juanito emocionado. - Les contaré una historia especial -respondió Clarita-. Y al final de la historia, les daré una tarea importante.
Entonces, los tres se sentaron bajo un árbol y comenzaron a escuchar la historia del reino de las palabras mágicas. En ese reino vivían seres maravillosos: los Verbos Encantadores, los Sustantivos Amigables y los Adjetivos Brillantes.
En aquel reino existía un gran tesoro llamado "La Joya del Entendimiento". Esta joya tenía el poder de hacer que todos se entendieran mutuamente si alguien lograba encontrarla y usarla adecuadamente.
Un día, el Rey Sabio convocó a todos los habitantes del reino y les dijo:- Quiero que encuentren La Joya del Entendimiento. Pero para hacerlo, deben aprender a escuchar de verdad. No escuchen solo para contestar, sino para comprender.
Todos los seres mágicos se pusieron manos a la obra y comenzaron a practicar el arte de escuchar con atención. Los Verbos Encantadores dejaron de hablar tanto y empezaron a prestar atención a los demás.
Los Sustantivos Amigables aprendieron a hacer preguntas y mostrar interés genuino por lo que decían sus compañeros. Y los Adjetivos Brillantes aprendieron a expresarse con claridad para evitar malentendidos. Después de mucho esfuerzo, lograron encontrar La Joya del Entendimiento en un rincón olvidado del reino.
Todos estaban emocionados y ansiosos por usarla. El Rey Sabio explicó cómo debían usarla: cada vez que quisieran comunicarse con alguien, debían sostener la joya en sus manos y repetir tres veces las palabras mágicas: "Escucho para entender". Juanito y Pedrito quedaron fascinados con la historia.
Sabían que tenían una tarea importante por hacer. - Juanito, ¿qué te parece si aplicamos lo que hemos aprendido? -propuso Pedrito.
- ¡Claro! Hagamos un pacto: desde ahora siempre nos escucharemos el uno al otro sin interrupciones ni distracciones -dijo Juanito emocionado. Y así comenzó una nueva etapa en la amistad de Juanito y Pedrito. Cada vez que hablaban, sostenían La Joya del Entendimiento entre sus manos y repetían las palabras mágicas.
Con el tiempo, su comunicación mejoró enormemente. Aprendieron a escuchar con atención, a comprender los sentimientos del otro y a responder de manera respetuosa. Su amistad se fortaleció aún más y juntos lograron grandes cosas.
Desde aquel día, Juanito y Pedrito se convirtieron en los mejores amigos que podían ser, siempre dispuestos a escucharse y entenderse mutuamente.
Y cada vez que alguien tenía problemas de comunicación, ellos les contaban la historia del reino de las palabras mágicas y les enseñaban cómo usar La Joya del Entendimiento. Y así, gracias al hada Clarita y su libro mágico, Juanito y Pedrito aprendieron una valiosa lección: la importancia de escuchar para entender en lugar de solo escuchar para contestar.
FIN.