La Joya del Tiempo



En un pequeño pueblo, donde las flores brillaban como estrellas y los días eran siempre soleados, vivían dos amigos, Luis y Mario. Ambos eran ancianos y, aunque sus cuerpos ya se sentían cansados, su espíritu era de lo más alegre. Sin embargo, hubo un día en que todo cambió.

Luis se sentó en un banco del parque y suspiró profundamente.

- “Mario, a veces siento que no tengo fuerzas para seguir haciendo lo que amamos”, dijo con un tono melancólico.

- “¿Qué te pasa, amigo? ¡Todavía nos queda mucho por hacer! ” exclamó Mario, mientras se acercaba con una gran sonrisa.

Luis miró hacia el horizonte, recordando todos los momentos que habían compartido.

- “Es solo que el tiempo parece llevarse todo. A veces, me siento dolorido y cansado. Es difícil seguir adelante.”

- “Pero aun así, siempre estoy aquí para vos”, respondió Mario con afecto.

Los días pasaron y las discusiones comenzaron, ¿qué estaba pasando con ellos?

- “Luis, no entiendo por qué siempre estás tan negativo”, gritó Mario en una de las discusiones.

- “¡Porque el tiempo se nos escapa, Mario! ¡Vamos perdiendo nuestra chispa! ”, replicó Luis con frustración.

- “¿Y no podemos encontrarla nuevamente? ” preguntó Mario, visiblemente dolido.

Luis se sintió culpable. Dentro de sus corazones, ambos se amaban como hermanos, pero la dureza de la realidad y sus miedos a la vejez a veces se interponían. Una tarde, mientras paseaban por el bosque, encontraron algo sorprendente: una antigua cueva llena de brillantes piedras de colores.

- “¡Mirá, Luis! ¡Piedras preciosas! ” exclamó Mario, asombrado.

- “Sí, pero creo que están aquí para algo más que solo ser admiradas”, dijo Luis, reflexionando.

- “¿Qué querés decir? ” preguntó Mario.

Luis, con un brillo en sus ojos, comenzó a recoger algunas de las piedras.

- “Si creamos algo con estas piedras, algo que atraiga a los niños del pueblo, podremos redescubrir nuestra chispa”, propuso.

- “¡Eso es genial! Haremos un lugar mágico donde los pequeños puedan jugar y aprender. ¿Qué tal un parque de aventuras? ” sugirió Mario.

Ambos comenzaron a trabajar juntos en su proyecto. Día tras día, se esforzaban en la construcción del parque, riendo y recordando viejos tiempos. Las discusiones fueron reemplazadas por risas y el amor que siempre se había tenido se volvió aún más fuerte.

- “¿Viste cómo, al trabajar juntos, todo es más fácil? ” preguntó Luis.

- “Sí, porque juntos podemos volver a brillar”, respondió Mario.

Finalmente, el parque de aventuras abrió sus puertas y los niños de su pueblo se llenaron de emoción.

- “¡Gracias, Luis y Mario! ¡Este lugar es increíble! ” gritaban los niños mientras jugaban.

- “Nosotros tuvimos la chispa, pero ustedes son los que la mantienen viva”, sonrió Mario al ver a los pequeños jugar.

Con el tiempo, Luis y Mario aprendieron a ser pacientes y a entenderse. Sabían que, aunque los años les traían dolores, su amor y la alegría de los niños les ofrecían la fuerza necesaria para seguir adelante.

- “A veces, el tiempo puede ser un desafío, pero juntos somos más fuertes”, dijo Mario mientras admiraba a los niños jugando.

- “Así es, amigo. La verdadera joya del tiempo no es la juventud, sino el amor y la alegría que compartimos”, concluyó Luis, con una radiante sonrisa.

Y así, Luis y Mario nunca dejaron que las dificultades de la vida les apartaran. Siempre juntos, siempre descubriendo nuevas formas de brillar y ayudar a los demás, recordando que la verdadera felicidad radica en lo que compartimos con aquellos a quienes amamos.

FIN.

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