La juguetería encantada



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una juguetería muy famosa llamada "La Casa de los Sueños". Durante el día, era un lugar lleno de risas y diversión, pero cuando caía la noche, algo extraño sucedía.

Un grupo de amigos, Sofía, Juan y Martín, siempre pasaban frente a la juguetería. Soñaban con entrar y jugar con todos esos maravillosos juguetes. Un día decidieron que ya era hora de hacerlo realidad.

Una noche oscura y lluviosa, aprovecharon que la juguetería estaba cerrada para colarse por una ventana trasera. Al entrar, quedaron asombrados por todo lo que veían: muñecas parlantes, robots caminantes y coches eléctricos increíbles. Parecía el paraíso para cualquier niño.

Sin embargo, mientras exploraban cada rincón del lugar, comenzaron a sentir una extraña presencia. Los juguetes parecían cobrar vida propia. Las muñecas movían sus brazos y las bolas saltarinas rebotaban sin explicación alguna.

De repente, las puertas se cerraron con un estruendo y los amigos se encontraron atrapados dentro de la juguetería embrujada. El terror se apoderó de ellos mientras los juguetes comenzaban a rodearlos. - ¡Tenemos que encontrar una salida! -gritó Sofía en pánico.

Corrieron por los pasillos llenos de peluches gigantes y juegos de mesa encantados. Pero no importaba cuánto intentaran escapar; todas las salidas estaban bloqueadas. En medio del caos apareció un juguete diferente a los demás. Era un viejo payaso de madera llamado Pepito.

- ¡No tengan miedo, amigos! -dijo el payaso con una voz amigable-. Yo puedo ayudarlos a salir de aquí. Los niños se miraron entre sí, dudando si confiar en aquel juguete misterioso.

Pero no tenían otra opción y decidieron seguirlo. Pepito los llevó hasta una sala secreta detrás de un estante lleno de libros encantados. Allí encontraron un antiguo libro que contenía la clave para deshacer el hechizo que mantenía a la juguetería embrujada.

- Para romper el encantamiento, deben encontrar tres objetos especiales: una llave dorada, una varita mágica y una joya brillante -explicó Pepito. Con valentía y determinación, los amigos comenzaron su búsqueda.

Recorrieron cada rincón del lugar enfrentándose a todo tipo de juguetes terroríficos que intentaban detenerlos. Finalmente, después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, lograron encontrar los tres objetos especiales. Corrieron hacia la puerta principal y usaron la llave dorada para abrirla.

Al salir al exterior, se encontraron bajo el cálido sol matutino. La juguetería había vuelto a ser solo eso: una tienda llena de diversión y alegría. Agradecidos por haber sobrevivido a aquella noche terrorífica, Sofía, Juan y Martín abrazaron al viejo payaso Pepito antes de irse.

Prometieron nunca olvidar lo importante que es trabajar juntos y confiar en los demás. Desde aquel día, los amigos aprendieron a valorar la amistad y a enfrentar cualquier desafío que se les presentara.

Y cada vez que pasaban frente a "La Casa de los Sueños", recordaban la aventura que vivieron y sonreían sabiendo que habían superado sus miedos más grandes.

FIN.

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