La justa igualdad



En un pueblo muy lejano llamado Arcoiris, vivían dos amigos llamados Martina y Facundo. Martina era una niña alegre, curiosa y valiente, mientras que Facundo era un niño amable, inteligente y creativo.

Juntos pasaban sus días explorando el bosque cercano a su casa y descubriendo nuevos secretos. Un día, mientras caminaban por el bosque, encontraron un cartel que decía: "¡Torneo de habilidades en la Plaza Principal! ¡Demuestra lo mejor de ti!".

Martina y Facundo se emocionaron al leerlo y decidieron participar en el torneo. Sin embargo, al llegar a la plaza, se dieron cuenta de algo sorprendente: todas las pruebas estaban diseñadas para demostrar la fuerza física de los participantes.

Martina se sintió desanimada al ver que no había ninguna prueba que demostrara sus habilidades como saltarina de charcos o trepadora de árboles. Por otro lado, Facundo estaba emocionado por las pruebas de carreras y lanzamiento de piedras.

"¿Qué vamos a hacer, Martina? Parece que este torneo no es justo para nosotros", dijo Facundo preocupado. Martina pensó por un momento y luego sonrió con determinación. Ella sabía que la equidad de género era importante y que todos debían tener las mismas oportunidades.

Así que se acercó al organizador del torneo y le propuso una idea brillante.

"¡Señor organizador! ¿Por qué no incluir pruebas que demuestren diferentes tipos de habilidades? De esa manera todos podríamos participar en igualdad de condiciones", sugirió Martina con entusiasmo. El organizador quedó impresionado por la propuesta de Martina y decidió cambiar las pruebas del torneo. Ahora habría pruebas de velocidad, fuerza, agilidad e inteligencia.

Todos los niños del pueblo podrían mostrar lo mejor de sí mismos sin importar su género. Llegó el día del torneo modificado y Martina y Facundo se prepararon para dar lo mejor de sí mismos en cada prueba.

Martina demostró su destreza en la carrera de obstáculos mientras Facundo mostraba su astucia resolviendo acertijos complicados. Al final del día, ambos amigos resultaron ganadores en diferentes pruebas. El pueblo entero los aplaudió por su talento y espíritu deportivo.

La equidad había triunfado gracias a la valentía e ingenio de Martina. Desde ese día en adelante, en el pueblo Arcoiris siempre hubo igualdad de oportunidades para todos los niños sin importar su género.

Y Martina se convirtió en un ejemplo a seguir para todos aquellos que luchaban por un mundo más justo y equitativo donde cada persona pudiera brillar con luz propia.

FIN.

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